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Friday, January 31, 2020

Jojo Rabbit

Cartel de Jojo Rabbit - Poster 2 - SensaCine.com


"Jojo Rabbit", la nueva película del realizador neozelandés Taika Waititi (“What We Do in The Shadows”, “Thor: Ragnarok”), puede resumirse así:  Un niño llamado Jojo (Roman Griffin Davis), adoctrinado en las filas de la juventud nazi, descubre que su madre Rosie (Scarlet Johanson) tiene a una niña judía llamada Elsa (Thomasin McKenzie) escondida en su casa. La interacción con la mencionada niña y el pensamiento progresista de su madre hacen que el pequeño comience a cuestionar los principios de intolerancia que el idealismo nazi trata de inculcarle. Lo anterior se encuentra aderezado con un elemento fantástico: Para lidiar con su soledad, y un entorno que no comprende del todo, Jojo tiene un amigo imaginario que es el mismísimo Adolf Hitler (interpretado por el propio Waititi).

Lo anterior se desarrolla a través de una comedia satírica que en momentos funciona bastante bien. Hay secuencias de humor puro como un entrenamiento donde se mal utiliza una granada, o una idiota inspección de la SS en una casa, que funcionan de mil maravillas Adicionalmente hay un par de personajes de reparto que le dan profundidad al relato y cada vez que aparecen elevan lo que transpira en pantalla. Uno es el Capitán alemán Klenzendorf (el gran Sam Rockwell) quien al principio se presenta como un inepto y después nos damos cuenta que es una fachada para conservar su humanidad en un mundo absurdo. Y el otro es un niño, amigo de Jojo, llamado Yorki (Archie Yates) quien cada vez que abre la boca dice algo extraordinario.

Waititi como el Hitler imaginario es una buena idea. Que una persona de origen maorí represente al Führer es un agudo toque satírico que se utiliza para ridiculizar la idea de que el mundo fuera gobernado por una raza aria pura. Pero debo decir que, después de la primera hora, este recurso comienza a sentirse sobre utilizado y pierde algo de trascendencia en la narrativa.

Roman Griffin Davis desarrolla el rol protagónico de manera destacada y Thomasin McKenzie está correcta como Elsa. Scarlet Johanson como Rosie, la verdad no me convenció del todo. Su inglés con acento alemán no es uniforme y a veces pareciera que se limita a ofrecer una imagen idílica y perfecta sin profundizar demasiado en las emociones de la mujer que recrea.

A pesar que esta es una película que tiene momentos artísticos bien logrados y no hay que negar que Waititi es un realizador valiente y peculiar, hay elementos melodramáticos que no combinan bien con la parodia. Esto se hace realmente evidente en los últimos 30 minutos donde, a mi parecer, el relato pierde foco de manera estrepitosa. En la recta final el director cede a una cantidad de clichés que se sienten extremadamente cursis, forzados, y sin cohesión con los bríos iniciales.

“Jojo Rabbit” tiene pasajes sólidos y un mensaje importante de gran corazón, pero sus ingredientes no me parecen bien mezclados y presenta una conclusión tan azucarada que puede compararse con un coma diabético.  


Ramiro Cardozo B.-

Monday, January 27, 2020

Judy

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A finales de los años 60s la leyenda de la época dorada de Hollywood Judy Garland, protagonista de “El Mago de Oz”, se encontraba en una crisis financiera y a punto de perder la custodia de sus dos hijos menores. Para remediar su precaria situación decide aceptar un contrato para realizar varias presentaciones en vivo en un club nocturno en la ciudad de Londres. El difícil carácter de esta diva, su inestable estado emocional, y su dependencia a los barbitúricos y al alcohol, amenazaban constantemente el buen desarrollo de cada unos de sus shows. Esto es lo que recrea “Judy”, dirigida por Rupert Goold y protagonizada por Renée Zellweger.

La película ha sido muy bien tratada por la crítica (especialmente la estadounidense) y ha revitalizado la carrera de Zellweger quien ya se ha hecho acreedora de varios premios por su interpretación, además de ser la gran favorita para llevarse la estatuilla dorada en los próximos Premios de la Academia. Sinceramente, lo más amable que puedo decir sobre esta obra es que sus valores de producción son muy buenos y la recreación de la época correcta.

Esto es un relato biográfico bastante convencional, con un tono plano, y carente de una energía que lo haga brillar sobre otras historias similares. Hay varios flashbacks que nos permiten ver cuando Garland era joven y explotada por el Estudio MGM dirigido por Louis B. Mayer (pobremente interpretado por Richard Cordery). Este recurso pudo haber generado algo interesante que sirviera para entender más profundamente a la actriz en su edad madura, pero Goold solo nos ofrece personajes estereotipados y situaciones telenoveleras que terminan siendo infértiles. Todo lo que se plasma en pantalla parece reciclado o copiado de obras mejores. Los personajes que rodean a Garland están escritos a medias y su aporte es bastante opaco.

Estoy seguro que muchos pueden estar fervientemente en desacuerdo conmigo, pero debo decir que la actuación de Renée Zellweger aquí no me pareció gran cosa. No es un trabajo malo, pero no se acerca ni a kilómetros de ser memorable. La verdad nunca vi a Garland, vi a Zellweger imitando a Garland. Una buena imitación, sí. Algo que vaya más allá del parecido físico y de la correcta mímica del lenguaje gestual de la artista, no. Nunca sentí que la actriz lograra abrir una ventana hacia el alma de su personaje. Hay una sola escena (Garland cenando de manera improvisada en casa de una pareja de admiradores) donde Zellweger pareciera estar a punto, sin lograrlo del todo, de habitar la realidad emocional de su personaje. De resto, no hay nada magnético ni relevante en sus esfuerzos.

“Judy” es una obra medianamente decente que se puede ver sin mayores expectativas, pero no me atrevería a recomendarla. Me parece un Biopic más del montón que ofrece una labor central en extremo sobrevalorada.


Ramiro Cardozo.-

El Faro (The Lighthouse)

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Un veterano farero (Willem Dafoe) y su joven ayudante (Robert Pattinson) deben mantener el correcto funcionamiento de un Faro en un pequeño islote de Nueva Inglaterra en el siglo XIX. Su convivencia, que desde el principio es problemática, está pautada por unas pocas semanas para luego regresar a tierra firme. Esta es una descripción sencilla de los personajes que habitan y el escenario donde se desarrolla “El Faro”, segundo largometraje de Robert Eggers (“La Bruja” es el primero). Es evidente que el director siente una fuerte atracción por las historias de folklore antiguo con elementos de horror y su particular visión artística es de admirar.

El relato tiene como base un caso real de dos fareros galeses, ocurrido en 1801, donde uno murió y el otro prácticamente se volvió loco. Cabe aclarar que la película no es una recreación de este evento histórico. Eggers lo utiliza como inspiración para crear un cuento bizarro de terror psicológico donde habla de las consecuencias del aislamiento, la desconexión con la realidad, demonios internos, y otras oscuridades. Para desarrollar estos temas el realizador se apoya en una magnifica cinematografía en blanco y negro a cargo de Jarin Blaschke que evoca la estética de películas del expresionismo alemán como “Nosferatu” de F.W. Murnau (1922), “El Gabinete del Dr. Caligari” de Robert Wiene (1920), o “Metrópolis” de Fritz Lang (1927).

La interacción de los dos protagonistas es tensa, incomoda, y combativa. Los únicos momentos de frágil paz aparecen cuando se encuentran en estado de ebriedad. La incomunicación con el resto del mundo, y la poca afinidad de personalidades, poco a poco van quebrando sus espíritus. El personaje más afectado internamente es el interpretado por Pattinson. Este joven parece estar marcado por un secreto del pasado y su incomoda estadía en un ambiente desolado hace que mantener su cordura sea prácticamente imposible. Llega un momento en la película en que se confunde lo que es realidad y lo que es producto del desquicio emocional de este inexperto individuo.

La obra está plagada de símbolos mitológicos, supersticiones, decadencia, y una visión bastante sombría sobre las relaciones humanas. También hay unos toques de homoerotismo y un humor negro que aparece en momentos inesperados. Eggers meticulosamente estudió documentos, incluyendo cartas reales de fareros del siglo XIX, para que la forma de hablar de sus personajes fuera fiel a la utilizada en la época que recrea. Esto aumenta el misticismo, el misterio, y la rareza, de todo lo que vemos plasmado en pantalla.

Después de hacerse famoso interpretando a un soso vampiro en la saga “Twilight” Robert Pattinson lleva unos años escogiendo proyectos de mucha mayor exigencia (“Good Time” de los hermanos Safdie es un ejemplo) demostrando que tiene el talento y profesionalismo para sacarlos adelante. Aquí nos regala lo que es, hasta ahora, el mejor trabajo de su carrera. ¿Y qué decir de Willem Dafoe? Este tipo es sencillamente un monstruo de la interpretación. Hay una escena donde brinda un monologo larguísimo con una intensidad impresionante y sostenida. Y lo hace a través de un inglés antiguo que requiere tonalidad e inflexiones muy distintas al lenguaje coloquial actual. Al ver la maestría y los recursos que utiliza en la mencionada escena (y en el resto de la película) es imposible pensar que alguien más pudiera haberlo hecho mejor. No hay duda que el talento de Dafoe es reconocido mundialmente, pero creo que el actor es subvalorado en las premiaciones que congregan mas espectadores. Esto es especialmente notable en los premios de la Academia donde fue criminalmente excluido de las nominaciones este año. En ediciones anteriores ha estado nominado, pero son otros los que se han llevado la estatuilla a casa (en ocasiones por trabajos de menor calidad). Pero bueno, creo que hay que pensar que artistas de este calibre están por encima de estas premiaciones.

“El Faro” es una obra extraña, en momentos grotesca, y no para todos los gustos. Pero, en mi opinión, toma riesgos llenos de inspiración artística (detrás y delante de las cámaras) y propone una perspectiva poco común en el cine de hoy. Y esto se agradece un montón.


Ramiro Cardozo B.-

Historia de un Matrimonio (Marriage Story)

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“Historia de un Matrimonio” es en realidad la crónica de un divorcio. Dirigida por Noah Baumbach e inspirada en su propia ruptura matrimonial con la actriz Jennifer Jason Leigh, la película relata el fin de una relación de pareja y los desencuentros y eventuales acuerdos de la misma para brindarle estabilidad familiar a su único hijo. Al principio todo se plantea de manera relativamente amigable, pero se va transformando en un proceso difícil y doloroso cuando afloran las emociones contenidas y se involucran abogados para representar los intereses de ambas partes.

Baumbach, también autor del guion, utiliza agudeza intelectual y sinceridad para desarrollar su historia. El realizador no se inhibe a la hora de mostrar los aspectos mas desagradables de la separación, y su gran logro es que lo hace respetando a la pareja protagonista. En ningún momento los sataniza ni los glorifica. Simplemente los expone con sus fallas, y virtudes, y permite que los comprendamos sin que necesariamente estemos de acuerdo con sus decisiones. El respeto hacia sus protagonistas se demuestra incluso en la escogencia del título de la obra. Como dije al principio, esto es la disección de un divorcio. Pero con el nombre de la película el realizador parece decir que, si bien este dúo terminó quebrándose, hubo momentos de afinidad poderosos que generaron un matrimonio.  

Scarlet Johanson, como Nicole, y Adam Driver, como Charlie, están magníficos en los roles protagónicos. Ambos merecen todos los elogios y las nominaciones que han venido obteniendo últimamente en diversas premiaciones. Sin embargo, debo decir que, en mi opinión, es Driver quien se desenvuelve con mayor fuerza emotiva. La siempre confiable Laura Dern, como abogada de Nicole, brinda una interpretación a prueba de balas llena de energía e inteligencia. Con menos tiempo en pantalla Ray Liotta y el venerable Alan Alda brillan en los roles de abogados de Charlie. El primero con una aproximación combativa e inclemente, y el segundo con un estilo mas conciliador, pero no menos realista.

Un aspecto no tan positivo es que los personajes de Sandra y Cassie, madre y hermana de Nicole, aunque correctamente ejecutados por Julie Hagerty y Merritt Wever, parecen más bosquejos que mujeres reales y su aporte termina siendo mínimo. Algo similar ocurre con un pequeño personaje de una evaluadora de la corte (interpretado por Martha Kelly) que visita a Charlie para inspeccionar su casa y la relación con su hijo. La manera en que esta trabajadora social está recreada es caricaturesca y parece fuera de lugar. Lo descrito en este párrafo no hiere de gravedad al relato, pero ensucia un poquito a una narrativa que pudo haber sido impecable.

Algunas críticas califican a “Historia de un Matrimonio” como perfecta y en muchas listas donde se enuncian las mejores películas del 2019 aparece disputándose los tres primeros lugares. Soy entusiasta de la película, pero hay ciertos puntos (ya mencionados) que no me permiten ubicarla entre las tres mejores del año. Sin embargo, es una obra relevante construida con dedicación y que presenta a una pareja protagónica trabajando de manera realmente inspirada.


Ramiro Cardozo B.-

La Despedida (The Farewell)

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Escrita y dirigida por Lulu Wang (y basada en una vivencia personal) “La Despedida” cuenta la historia de Billi (Awkwafina) una joven chino-americana cuya vida en Nueva York se ve interrumpida por la lamentable noticia sobre su querida abuela Nai Nai (Shuzhen Zhao) quien ha sido diagnosticada con cáncer y que, según sus médicos, solo tiene unos pocos meses de vida. Nuestra protagonista y sus padres Haiyan (Tzi Ma) y LuJian (Diana Lin) viajan a China para verla. La familia toma la decisión, con la que Billi no está de acuerdo, de no informarle a Nai Nai acerca de su condición y utiliza la boda de un primo como excusa para reunirse y compartir con ella sus últimos días.

Lo anterior está desarrollado con autentica sensibilidad y una elegancia sorprendente. Wang escribe su obra con mucha inteligencia y humor. Y algo que se agradece es que todo se desarrolla sin intentar generar lagrimas fáciles. El relato es profundo sin ser complicado y siempre se siente honesto. Aquí se habla de familia, diferencias culturales, consecuencias emocionales de emigrar para buscar mejores oportunidades, y otros temas, con una naturalidad que permite que el espectador se conecte de lleno con todo lo que sucede. Todos los personajes, por pequeños que sean, tienen un propósito y algo que decir (en ocasiones, sin palabras).

El reparto realiza una labor ejemplar. No hay una nota falsa en ninguna interpretación. Merecen mención especial Awkwafina en el papel protagónico de Billi y Shuzhen Zhao como Nai Nai. La primera expresa con absoluta solvencia la frustración de una joven que no ha conseguido su lugar en el mundo y que tiene que reprimir su tristeza para cumplir los deseos de su familia de no exponerle la verdad a su adorada abuela. Y la segunda interpreta maravillosamente a una anciana llena de sabiduría y amor por su familia y por la vida. Lo admirable de ambos trabajos es que no construyen versiones inmaculadas, sino que siempre se mantienen fieles a una recreación real de mujeres de carne y hueso con virtudes e imperfecciones.

“La Despedida” es una película hermosa confeccionada con gran dedicación. Su premisa pudiera haber resultado melosa, lugar común, o manipuladora. Pero en manos de Lulu Wang termina siendo una experiencia sublime y enriquecedora que con humorismo y sencillez ilustra los valores colectivos e individuales de una familia con la que cualquiera se puede identificar.


Ramiro Cardozo B.-

El Irlandés (The Irishman)

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Martin Scorsese es un maestro. Un autor con una visión única y una pasión indestructible por la historia y evolución del cine. Pasión que lo ha llevado a restaurar y preservar un numero incontable de obras de gran significado, algunas fundamentales para su propio desarrollo como creador. Comienzo con estas palabras porque me parece importante señalar que su trascendencia dentro del séptimo arte va más allá de sus extraordinarios trabajos como director. Este es un tipo que lleva el cine en sus venas, que lo respira, lo piensa, lo protege y lo enseña constantemente. Oírlo hablar sobre las obras que admira es tan interesante y revelador como ver sus películas. Un verdadero icono.

Marty, como lo llaman sus allegados y colaboradores, ahora regresa al género con el que más se le identifica: el relato criminal. Después la extraordinaria “Buenos Muchachos” y sólidos títulos como “Casino” y “Los Infiltrados” el realizador se vuelve a introducir en el mundo de la mafia con “El Irlandés”. La película ilustra la vida delictiva de su protagonista, Frank Sheeran (Robert De Niro), durante varias décadas. Pero la reflexión que hace sobre esa vida es a través de los ojos de un anciano que tiene que vivir con las consecuencias de sus acciones muchos años después de haberlas cometido. Esto permite a Scorsese explorar este mundo al margen de la ley desde un ángulo distinto al que ya había plasmado en las tres obras mencionadas al principio de este párrafo. Aquí hay otra energía que produce una disertación más nostálgica de los efectos de la criminalidad, la traición, y las ansias de poder. La violencia gráfica, muy utilizada por el director en su carrera, es reemplazada por una meditación sobre la cicatrices psicológicas y emocionales que deja esa violencia.

Frank Sheeran es un personaje real y “El Irlandés” esta basada en el libro “He Oído que Pintas Casas”, de Charles Brandt, donde se describen las actividades ilícitas de Sheeran y su relación con Jimmy Hoffa (Al Pacino) famoso presidente del sindicato de transportistas norteamericanos que desapareció misteriosamente en 1973 y cuyo caso, calificado como un posible asesinato, nunca fue resuelto. Sheeran y Hoffa realmente tuvieron interaciones laborales y tenían conexión con el mafioso Russell Bufalino (Joe Pesci). Pero, aunque se recrean algunos eventos reales y el relato está enmarcado en un periodo político histórico, lo que le sucede a Hoffa en este filme, y en libro de Brandt, es meramente especulativo. Esta teoría se utiliza como escenario, o excusa, para escudriñar el alma de un individuo que ha escogido vivir en un mundo de corrupción y muerte.

Mucho se ha hablado de la extensa duración de “El Irlandés” (3 horas y media) y de la tecnología digital de rejuvenecimiento de los tres actores principales (todos septuagenarios) para que luzcan creíbles cuando sus personajes son jóvenes. El rejuvenecimiento es eficiente pero no perfecto. Hay momentos en que no se nota tan natural, y hay una escena en que el personaje interpretado por De Niro siendo joven le da una paliza a alguien y sus movimientos no tienen la vitalidad correspondiente a la edad que representa en ese momento. Pero esto es algo que pasa a ser minúsculo y que se va diluyendo completamente por la maestría con la que Scorsese desarrolla su historia. Además, ver a De Niro, Pacino, y Pesci construyendo sus respectivos personajes con sus cambios a lo largo del tiempo es invalorable. En cuanto a la duración, no entiendo porque esto se tiene que percibir como algo negativo. Es larga, sí, pero su magnífica ejecución vale cada segundo.

Decir que De Niro, Pacino, y Pesci están increíbles en sus respectivos papeles es insuficiente. En los últimos años De Niro y Pacino venían, con una que otra excepción, participando en películas mediocres y ofreciendo interpretaciones muy por debajo de su talento. Es un verdadero placer ver cómo, a sus más de setenta años (Pacino casi 80), este par de genios de la interpretación vuelven a trabajar de manera magistral para meterse en la piel de sus personajes. Pesci, quien básicamente estaba retirado, regresa a la pantalla pero con la intención de no repetirse. El actor interpreta nuevamente a un criminal, pero totalmente opuesto a sus explosivos personajes de “Buenos Muchachos” y “Casino”. Aquí ofrece a un individuo cuya peligrosidad proviene de una calma maquiavélica para planificar actos al margen de la ley. Un trabajo formidable.

Esta película puede no ser un producto adecuado para los que están acostumbrados a que todo tiene que suceder con inmediatez, con una edición frenética, y con mucha más acción que contemplación analítica. Pero para los que disfrutamos de retratos que desnudan la complejidad del comportamiento humano desde ángulos introspectivos “El Irlandés” es una obra esencial. Una de los mejores títulos del 2019 y una nueva joya dentro de la filmografía del gran Martin Scorsese.


Ramiro Cardozo B.-  

Ford vs. Ferrari

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A mediados de los 60s la compañía automotriz Ford estaba atravesando una fuerte crisis. Las ventas eran las más bajas de su historia y sus nuevos modelos eran percibidos como aburridos. Para darle mayor notoriedad a su marca Henry Ford II (Tracy Letts), asesorado por sus directivos, decide incursionar en el mundo de las carreras. Su meta especifica: participar en, y ganar, las 24 horas de LeMans, evento absolutamente dominado por la escudería Ferrari. Esto se convertiría en un enfrentamiento directo de voluntades entre el ya mencionado Ford y el legendario Enzo Ferrari (Remo Girone). Para lograr su objetivo la compañía norteamericana acude a Carroll Shelby (Matt Damon) diseñador de automóviles, y ex piloto, para crear un vehículo competitivo. A su vez, Shelby recluta al temperamental conductor británico Ken Miles (Christian Bale) poseedor de un agudo instinto para lograr el mejor rendimiento de los autos en los que compite. Miles es resistente y rebelde para adherirse a las políticas corporativas y eso crea fricción con los ejecutivos de Ford, especialmente con el responsable de Mercadeo Leo Beebe (Josh Lucas).

Lo anterior es lo que cuenta “Ford vs. Ferrari” la última película de James Mangold (“Logan”, “Walk The Line”, entre otras). Aunque hay algunas licencias para enriquecer la narrativa cinematográfica esta es una historia real conocida por muchos aficionados del deporte sobre ruedas. Es evidente que Mangold y su grupo de guionistas (Jez Butterworth, John-Henry Butterworth, y Jason Keller) trabajaron para garantizar que lo plasmado en pantalla fuera satisfactorio tanto para los seguidores del deporte como para aquellos no conocedores que simplemente buscan una buena historia con la cual identificarse. Este objetivo se logra con solidez. El relato es interesante y específico en cuanto a lo deportivo, pero nunca descuida los elementos humanos y las tribulaciones que muchas personas experimentan en los distintos escenarios de la vida cotidiana. Aquí hay una fuerte ilustración de temas como la amistad, la perseverancia, y el mantenerse fiel a lo que uno es como individuo. También hay comentarios sobre voracidad corporativa y la injusticia que a veces se genera a la hora de atribuirle triunfos a quien realmente se lo merece.

La recreación del momento histórico en el que la película se desarrolla es impecable. Las secuencias de las carreras están muy bien logradas y todos los aspectos técnicos son de una calidad indiscutible. Los dos personajes centrales y su interacción están muy bien escritos, y Damon y Bale les dan vida con total credibilidad. Aunque los dos realizan una labor admirable, me parece que es Bale quien domina totalmente cada escena en la que participa. Tracy Letts como Ford está muy bien. El actor se luce tremendamente en una escena en que su personaje experimenta lo que es estar en un auto de carreras creando uno de los mejores momentos de la película. El resto del reparto, con una sola excepción, se desenvuelve de manera correcta. La excepción es Josh Lucas en el papel de Leo Beebe. Aunque no es un desempeño terrible me pareció algo flojo y no muy convincente. Esto termina siendo poco relevante ante los aciertos de todo lo que lo rodea.

Decir que una película tiene una narrativa tradicional muchas veces es interpretado como algo negativo. Esto no es así necesariamente. Hay piezas que no rompen reglas establecidas, no presentan giros inesperados, e incluso se desenvuelven de una manera predecible. Pero están hechas con detalle, corazón, y cuentan historias que se conectan con el espectador de manera orgánica y directa. Este es el caso de “Ford vs. Ferrari”, una película que tiene sabor a clásicos de antaño y logra conectarse con las sensibilidades universales de hoy.


Ramiro Cardozo B.-   

Guasón (Joker)

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Todd Phillips es un exitoso director, guionista, y productor, cuya trayectoria, hasta ahora, solo se enmarcaba en el campo del humor. Sus trabajos como director incluyen la taquillera trilogía de “The Hangover”, y “Old School” título que consolidó a Will Ferrell como unos de los reyes de la comedia norteamericana. Con “Guasón” Phillips cambia radicalmente su enfoque y nos demuestra que es un artista versátil capaz de desarrollarse en universos mucho más oscuros y complicados.

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) es un hombre con trastornos psicológicos cuya vida transcurre entre sesiones de control periódicas provistas por una institución publica (donde obtiene los medicamentos que controlan su condición), un trabajo mediocre como payaso, y una opaca vida familiar que básicamente consiste en cuidar a su madre incapacitada (Frances Conroy). Adicionalmente a esto, y a pesar de ser inadecuado para relacionarse, nuestro protagonista sueña con ser un comediante, y se siente atraído por Sophie (Zazie Beetz) una madre soltera que vive en un apartamento contiguo. Sus únicos momentos de esparcimiento consisten en ver un programa nocturno conducido por el humorista Murray Franklin (Robert De Niro), por el que siente una gran admiración. A medida que los elementos que sostienen su frágil estabilidad mental van siendo eliminados, por circunstancias adversas y agresiones de una sociedad inclemente, vemos como los impulsos mas oscuros de Arthur comienzan a liberarse transformándolo en el Guasón, un asesino sin remordimientos y con instintos de venganza.

La premisa anterior es desarrollada con destreza por un sólido guion (escrito por el propio Phillips) y una dirección de buena cadencia. Esto respaldado por una impecable cinematografía a cargo de Lawrence Sher, y música conducida por Hildur Guðnadóttir que expresa con claridad los diversos conflictos y desajustes internos del protagonista.

Hay que decir, sin que esto implique un elemento negativo de la obra, que la historia y su desarrollo no son extremadamente originales. Películas sobre personajes perturbados que terminan materializando sus oscuridades tienen ejemplos magistrales en “Taxi Driver”, y “El Rey de la Comedia” de Scorsese, ambas indudablemente referenciadas por Phillips (es obvio que la presencia aquí de De Niro, protagonista de las dos obras mencionadas, no es coincidencia). También me viene a la mente un título más reciente de muy buena factura: “Nightcrawler” dirigida por Dan Gilroy y protagonizada por Jake Gyllenhaal. “Guason” tiene algunas similitudes con estas tres películas. Pero lo que la hace más grandilocuente, y le da personalidad propia, es que utiliza a un personaje masivo, perteneciente al cada vez más popular universo de los comics, como el eje central de su historia. Esto se traduce en mayor amplitud y alcance comercial (se convirtió recientemente en la película censurada “R” más taquillera de la historia).

Sin restarle importancia al trabajo de todos los artistas involucrados detrás de cámaras, lo que hace que esta película sea imperdible es el gran Joaquin Phoenix. El actor brinda una interpretación absolutamente contundente que hace que el arco emocional transitado por su personaje, aunque triste y tortuoso (y para muchos controversial), sea digno de ver y admirar. Aunque los elementos de producción hubieran resultado mediocres, que no fue el caso, el filme aun habría funcionado solo descansando en los hombros de Phoenix. Si bien es cierto que la película tiene detractores, no hay muchos que argumenten en contra de este magnífico trabajo protagónico.

El impacto en taquilla de “Guasón”, como ya mencioné, ha sido arrasador. Pero no todos los que la han visto la aman. Algunos la cuestionan por razones morales, otros porque consideran que trata el tema de la salud mental con superficialidad, otros porque no esperaban tanta oscuridad en una película inspirada en comics, algunos fanáticos del comic que dicen que el relato no coincide con las historietas originales, etc. Sin meterme en profundidades o discusiones filosóficas, mi humilde opinión es que es una película muy bien hecha, que cuenta su historia con buen oficio, involucra al espectador de principio a fin y, como característica para mí inobjetable, ofrece una de las mejores actuaciones del año 2019.


Ramiro Cardozo B.-

Erase Una Vez en Hollywood (Once Upon a Time in Hollywood)

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“Erase una vez en Hollywood” es la novena película del famoso y peculiar realizador Quentin Tarantino y representa un cambio de ritmo con respecto a sus obras anteriores. Si bien sus sellos personales están presentes, el ambicioso artista luce con mayores inclinaciones hacia la comedia. Además, sus referencias del mundo del espectáculo (siempre presentes en sus filmes) son menos masivas e identificables para generaciones jóvenes, ya que las mismas están enfocadas en artistas y producciones de los años 50s y 60s.

La obra transcurre en el verano de 1969 y nos introduce en las vidas de los personajes de ficción Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) y Cliff Booth (Brad Pitt). Rick es un actor con fama disminuida que se ve obligado a desarrollar personajes de villanos como invitado especial en programas televisivos; y Cliff es su doble de acción, y leal compañero, que en ocasiones funge como su chofer, guardaespaldas, y encargado de las reparaciones caseras. Paralelamente a ellos vemos la versión glorificada de un personaje histórico: La actriz Sharon Tate (Margot Robbie), estrella emergente en los 60s quien en la vida real fue brutalmente asesinada junto a un grupo de amigos por jóvenes pertenecientes a la familia Manson (la oscura secta hippie liderada por el infame Charles Manson).

Mas que contar una historia, Tarantino ilustra una época donde la industria del cine y la televisión experimentaba cambios inducidos por movimientos sociales y políticos. Su intención es transportar a la audiencia a un mundo vibrante y psicodélico poblado por drogas, alcohol, arte, y extravagancia, pero aun con un toque de ingenuidad que estaba a punto de morir. El realizador se engolosina con este mundo, que recrea de forma perfecta, y en pasajes de la primera hora y media el relato luce carente de dirección y foco. Pero esto no quiere decir que la obra sea desdeñable. El entusiasmo, la admiración, y la nostalgia que el realizador transmite por el periodo en que nos ubica son contagiosos. Todo lo que vemos está lleno de vida y de personajes llamativos (llevados a cabo por un ecléctico reparto que incluye nombres como Al Pacino, Dakota Fanning, Bruce Dern, el fallecido Luke Perry, Lena Dunham, Kurt Russell, Margaret Qualley, y Michael Madsen, entre otros). Lo anterior evita que lo que transpira en pantalla sea aburrido, aunque seguramente algunos espectadores se pueden sentir impacientes por saber hacia dónde va la narrativa. A mas de la mitad del metraje Tarantino deja de ser tan contemplativo y las cosas adquieren un compás mucho más ágil y cohesionado que nos lleva hacia una conclusión divertida y frenética, donde un evento histórico particular se omite para darle un giro alternativo proveniente de los impulsos creativos del director. Ya esto lo había hecho antes cuando acribillaba a tiros a Hitler en “Bastardos sin Gloria”, pero allí era mas un capricho humorístico. Esta vez, esa fantasía que altera un hecho real parece más pensada, más madura. Ese “¿qué hubiera pasado si..?” tiene más significados y lecturas.

En los papeles protagónicos Leonardo DiCaprio y Brad Pitt están sencillamente excelentes. Ambos actores se retroalimentan de manera admirable cuando comparten pantalla y no dejan de sobresalir en sus escenas individuales. Este duo establece una relación creíble y muy entretenida que es básicamente el alma de la película. Margot Robbie (prácticamente sin líneas de dialogo) le imprime sensualidad, dinamismo, y belleza a su rol de Sharon Tate. Pero pareciera que la intención de Tarantino no es tanto construir un personaje de carne y hueso, con distintas dimensiones, sino más bien transmitir una imagen idílica de Tate convirtiéndola en una representación de la época en que la actriz vivió. Las breves intervenciones de todos los actores mencionados en el párrafo anterior (y otros que dejé de mencionar por ser una lista muy larga) son uniformemente solidas brindando diversos matices que nunca se sienten fuera de lugar.

“Erase una vez en Hollywood” es una muy buena película que muestra a un Tarantino un poco más comedido en su utilización de la violencia (Ojo: en comparación con sus estándares anteriores) y más romántico al ilustrar su amor por el cine y la televisión de otros tiempos. Pero debo decir que aún no sé qué peso darle dentro de su filmografía. Sin embargo, es una obra altamente recomendable.


Ramiro Cardozo B.-

Estafadoras de Wall Street (Hustlers)

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En el 2007 una joven stripper llamada Destiny (Constance Wu) comienza a trabajar en un exclusivo club para caballeros en Nueva York, cuyos clientes son primordialmente corredores de bolsa de Wall Street. Inicialmente su falta de experiencia no le permite tener buenos dividendos. Esto cambia cuando conoce a Ramona (Jennifer López), una astuta experta del Pole Dance y el arte de seducir, quien la protege y enseña las maneras más apropiadas para lograr abultadas ganancias. Al comienzo de su sociedad ambas mujeres, junto a un par de compañeras, idean estrategias para exprimir el dinero de los peces gordos de la Bolsa en sesiones eróticas privadas. Todo va de maravilla hasta que llega el 2008 y la debacle económica. Para contrarrestar la crisis Ramona incluye en sus tácticas drogar a sus clientes con Ketamina para inducirlos a vaciar sus bolsillos y enriquecerla a ella y a su grupo de cómplices. Esta es la premisa, inspirada en una historia real, de “Estafadoras de Wall Street”.

La directora Lorene Scafaria crea un mundo que, desde un punto de vista estético, tiene chispa y energía. La edición es buena, y la utilización de la música imprime cierto dinamismo a la historia. Jennifer López ofrece la mejor actuación de su carrera. Esta afirmación puede no resultar tan contundente o positiva si tomamos en cuenta que sus trabajos como interprete durante más de 20 años han sido mediocres (solo “Selena” y “Out of Sight” son las excepciones). Pero al Cesar lo que es del Cesar, López se desenvuelve con soltura y saca adelante su personaje de manera comprometida.  Me parece importante resaltar que para dar vida a Ramona se requería un buen acondicionamiento físico y la actriz luce increíble a sus 50 años. Hasta aquí llegan los elementos rescatables de esta pieza.

“Estafadoras de Wall Street” se ha vendido como una película sobre empoderamiento femenino y algunos críticos la han elogiado por eso. Lo primero que pensé después de verla fue: ¿qué?  Es todo lo contrario. Aquí no hay un desarrollo serio de motivaciones que analicen las acciones de las protagonistas de manera redonda ni las lleven al campo del empoderamiento. Las justificaciones para la decisión de drogar a sus víctimas son pobres e insulsas. También hay un concepto del éxito extraordinariamente banal. La supuesta fuerte amistad entre Ramona y Destiny no luce creíble. El recurso de contar la historia a través de flashbacks está utilizado de una manera tan deficiente que termina siendo una distracción. Y si bien es cierto que muchos hombres con poder económico son unos idiotas que tratan a las mujeres como objetos, Scafaria recurre a la maniobra barata de caricaturizar a todos sus personajes masculinos en pro de hacer lucir a sus protagonistas como heroínas. Agrego que la interpretación de Constance Wu en el rol central de Destiny es poco convincente.

Aclaro que no estoy argumentando en contra del mundo que la película recrea. Creo que hay muchas historias humanas, y ricas narrativamente hablando, nacidas de las experiencias de las mujeres que por diversas razones se dedican al campo aquí expuesto. Es un universo que puede explorarse con comprensión, respeto, y que termine diciendo algo revelador, profundo, o sencillamente empático. La película de Scafaria no hace esto. En mi opinión, más bien afianza los estereotipos que supuestamente quiere romper.

“Estafadoras de Wall Street” es una película con muy poca sustancia y querer definirla como una historia de empoderamiento de la mujer me parece muy desacertado. Una película reciente que habla de empoderamiento femenino y dice cosas relevantes sobre el tema, con humor ligero e inteligencia, es “Late Night” de Nisha Ganatra protagonizada por Emma Thompson y Mindy Kaling. No es una obra perfecta, pero con mucho mas valor que lo Scafaria propone.  


Ramiro Cardozo B.-