Racine Ccs

Tuesday, March 21, 2017

Silencio (Silence).

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Martin Scorsese es uno de mis directores favoritos. Un titán del Séptimo Arte con una filmografía sencillamente impresionante que incluye obras maestras como “Taxi Driver”, “El Toro Salvaje”, “Buenos Muchachos” y títulos impecables de épocas más recientes como “Los Infiltrados”, “El Lobo de Wall Street” y la hermosa carta de amor al cine “Hugo”. También merecen mención trabajos más experimentales como las excelentes “After Hours”, y “El Rey de La Comedia”, o la, en su momento controversial, interpretación de la vida de Jesús “La Última Tentación de Jesucristo”.

Por todo lo anterior es imposible, por lo menos para mí, no sentirse atraído y entusiasmado cuando en las salas de cine se estrena una nueva obra de este maestro. Con ese entusiasmo y altas expectativas me dispuse a ver “Silencio”, película que Scorsese había querido hacer desde hace aproximadamente 30 años. En esta oportunidad el realizador se vuelve a introducir en el mundo de la Religión y el cuestionamiento de la Fe.

La película, ambientada en el Siglo XVII, cuenta la historia de los sacerdotes Rodríguez (Andrew Garfield), y Garupe (Adam Driver) que viajan a Japón para encontrar a su mentor, el padre Ferreira (Liam Neeson), quien ha desaparecido y del cual corren rumores de abandono de su fe católica  y negación de la figura de Dios. Ya en Japón los sacerdotes, además de buscar a Ferreira, se dedican a evangelizar pequeñas aldeas de campesinos. En este proceso ambos religiosos, y sus feligreses locales,  son víctimas de una brutal persecución por parte de las autoridades niponas que tratan de evitar, a toda costa, el florecimiento del catolicismo en una tierra budista.

Sin duda este es un relato interesante y sumamente ambicioso. A través del personaje de Rodríguez la película hace reflexionar sobre hasta dónde puede llegar la fe (de la índole que sea) cuando es atacada por medio de la tortura física y psicológica y como esta, a veces ciega, fe puede conducir a finales trágicos. Hay muchas preguntas que se generan en esta historia y cada quien puede contestarlas, o dejar de hacerlo, de acuerdo a sus propias interpretaciones o maneras de pensar.  Tal vez la principal virtud de  la obra sea esa: Invitar a la reflexión, alborotar las ideas que tenemos sobre la fe en sus distintos matices, y enfrentar puntos de vista de manera constructiva (preferiblemente).

Ahora, desde el punto narrativo, no creo que estamos en presencia de una película totalmente lograda. La primera hora y media es sólida y mantiene el interés con pasajes poderosos y bien actuados, pero después de transcurrido ese tiempo el ritmo se debilita y lo que se plasma en pantalla comienza a sentirse pesado, reiterativo, y en momentos bastante frio. Todo empieza perder el impacto y la intensidad inicial.

Los actores japoneses realizan una labor muy eficaz y uniforme. Neeson, en sus pocas escenas, está muy bien como Ferreira. Adam Driver, como Garupe, se maneja de manera correcta pero no termina de brillar porque el guion no desarrolla de manera redonda su personaje. Garfield, como Rodríguez (el principal protagonista), recorre un camino irregular. El actor tiene momentos de notoria entrega a su personaje, pero la misma no está presente en todas sus escenas. En algunas secuencias finales, particularmente en las que su personaje por fin se ve cara a cara con Ferreira, su trabajo no termina de convencer. Después de verlo recientemente en su muy destacada interpretación en “Hasta el Último Hombre” su intervención aquí luce menor.

“Silencio” es una obra compleja que seguramente representó un reto para Scorsese y compañía. La pieza posee  varios momentos de la lucidez visual e intelectual a los que nos tiene acostumbrados el  experimentado artista. Sin embargo, estos momentos no terminan de sumar como para resultar en una gran película. En esta ocasión el célebre Marty, en mi opinión, se quedó un poco corto. Aun dicho esto, “Silencio” no deja de ser un esfuerzo loable de un cineasta como pocos.



Ramiro Cardozo B.-

Wednesday, March 08, 2017

Luz de Luna (Moonlight).


“Luz de Luna” cuenta la historia de Chiron, un joven afroamericano que vive en un duro vecindario de Miami y que debe lidiar con una madre drogadicta (Naomi Harris) y los conflictos internos que le producen encontrar y aceptar su identidad sexual. La historia es contada en tres segmentos, cada uno de ellos con un actor diferente interpretando al mismo personaje en sus distintas etapas de crecimiento.

El director y guionista Barry Jenkins nos regala un relato, en gran parte autobiográfico, en líneas generales bien ejecutado y donde se pueden encontrar pasajes visualmente hermosos y momentos de bastante fuerza emotiva. La  cinematografía y la banda sonora son de primer nivel y otorgan un matiz poético a lo que sucede en pantalla. Chiron (interpretado por Alex R Hibbert en la niñez, Ashton Sanders en la adolescencia, y Trevante Rhodes en la adultez) es un joven marginado dentro de un mundo marginado. Su orientación sexual lo hace blanco de burlas y agresiones en un ecosistema dominado por la pobreza, las drogas, y la violencia callejera. La evolución de nuestro protagonista es bastante pausada pero creíble.

Lo más interesante de esta pieza es la relación que se establece entre Chiron y Juan (Mahershala Ali), un vendedor de drogas con buen corazón que se convierte en su protector y una especie de figura paterna. Lo paradójico de esta interacción  es que el afecto de Juan hacia Chiron es contrarrestado por el efecto negativo que su actividad económica produce en el entorno familiar del joven.

Los tres actores que dan vida a Chiron se desenvuelven de manera solvente. Pero las interpretaciones a destacar son las de Naomi Harris como la madre adicta; y Mahershala Ali como Juan, labor que le valió la estatuilla  como Mejor Actor de Reparto en la última edición de los Premios de la Academia. Ambos trabajos son dignos de todos los elogios.

Aparte del galardón para Ali, “Luz de Luna” también se llevó el Oscar a Mejor Película (después de una embarazosa confusión que anunciaba inicialmente a “La La Land” como la ganadora). Pero, a pesar de los comentarios positivos de los párrafos anteriores, “Luz de Luna” no me parece la película mejor lograda dentro del grupo de las que se encontraban nominadas para el máximo premio.

Si bien tiene elementos de gran poder narrativo y la historia es interesante, no todo termina de cuajar.  La relación entre Chiron y Juan es explorada de manera sencilla y a la vez  profunda, pero la del joven con su madre luce superficial en comparación. Aunque Naomi Harris realiza una labor impecable, la interacción tortuosa madre-hijo parece estar meramente expuesta y no se construye satisfactoriamente. Una escena crucial en una cafetería, donde el protagonista se reencuentra con un compañero de la infancia que representó su primera atracción sexual, dura una eternidad y termina siendo anticlimática y un poco cursi. Además tiene momentos exageradamente contemplativos que no aportan nada al relato.

“Luz de Luna” es sin duda una obra con atributos importantes que merece ser vista e incluso admirada. Pero también presenta unas cuantas inconsistencias que, en mi opinión, evitan que sea una experiencia memorable. Buena, pero sobrevalorada.



Ramiro Cardozo B.-