Judy
A finales de los años 60s la leyenda de la época dorada de Hollywood Judy Garland, protagonista de “El Mago de Oz”, se encontraba en una crisis financiera y a punto de perder la custodia de sus dos hijos menores. Para remediar su precaria situación decide aceptar un contrato para realizar varias presentaciones en vivo en un club nocturno en la ciudad de Londres. El difícil carácter de esta diva, su inestable estado emocional, y su dependencia a los barbitúricos y al alcohol, amenazaban constantemente el buen desarrollo de cada unos de sus shows. Esto es lo que recrea “Judy”, dirigida por Rupert Goold y protagonizada por Renée Zellweger.
La película ha sido muy bien
tratada por la crítica (especialmente la estadounidense) y ha revitalizado la
carrera de Zellweger quien ya se ha hecho acreedora de varios premios por su interpretación,
además de ser la gran favorita para llevarse la estatuilla dorada en los próximos
Premios de la Academia. Sinceramente, lo más amable que puedo decir sobre esta
obra es que sus valores de producción son muy buenos y la recreación de la época
correcta.
Esto es un relato biográfico
bastante convencional, con un tono plano, y carente de una energía que lo haga brillar
sobre otras historias similares. Hay varios flashbacks que nos permiten ver cuando
Garland era joven y explotada por el Estudio MGM dirigido por Louis B. Mayer
(pobremente interpretado por Richard Cordery). Este recurso pudo haber generado
algo interesante que sirviera para entender más profundamente a la actriz en su
edad madura, pero Goold solo nos ofrece personajes estereotipados y situaciones
telenoveleras que terminan siendo infértiles. Todo lo que se plasma en pantalla
parece reciclado o copiado de obras mejores. Los personajes que rodean a Garland
están escritos a medias y su aporte es bastante opaco.
Estoy seguro que muchos
pueden estar fervientemente en desacuerdo conmigo, pero debo decir que la actuación
de Renée Zellweger aquí no me pareció gran cosa. No es un trabajo malo, pero no
se acerca ni a kilómetros de ser memorable. La verdad nunca vi a Garland, vi a
Zellweger imitando a Garland. Una buena imitación, sí. Algo que vaya más allá
del parecido físico y de la correcta mímica del lenguaje gestual de la artista,
no. Nunca sentí que la actriz lograra abrir una ventana hacia el alma de su
personaje. Hay una sola escena (Garland cenando de manera improvisada en casa
de una pareja de admiradores) donde Zellweger pareciera estar a punto, sin
lograrlo del todo, de habitar la realidad emocional de su personaje. De resto,
no hay nada magnético ni relevante en sus esfuerzos.
“Judy” es una obra medianamente
decente que se puede ver sin mayores expectativas, pero no me atrevería a
recomendarla. Me parece un Biopic más
del montón que ofrece una labor central en extremo sobrevalorada.
Ramiro
Cardozo.-
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