Ford vs. Ferrari
A mediados de los 60s la compañía automotriz Ford estaba atravesando una fuerte crisis. Las ventas eran las más bajas de su historia y sus nuevos modelos eran percibidos como aburridos. Para darle mayor notoriedad a su marca Henry Ford II (Tracy Letts), asesorado por sus directivos, decide incursionar en el mundo de las carreras. Su meta especifica: participar en, y ganar, las 24 horas de LeMans, evento absolutamente dominado por la escudería Ferrari. Esto se convertiría en un enfrentamiento directo de voluntades entre el ya mencionado Ford y el legendario Enzo Ferrari (Remo Girone). Para lograr su objetivo la compañía norteamericana acude a Carroll Shelby (Matt Damon) diseñador de automóviles, y ex piloto, para crear un vehículo competitivo. A su vez, Shelby recluta al temperamental conductor británico Ken Miles (Christian Bale) poseedor de un agudo instinto para lograr el mejor rendimiento de los autos en los que compite. Miles es resistente y rebelde para adherirse a las políticas corporativas y eso crea fricción con los ejecutivos de Ford, especialmente con el responsable de Mercadeo Leo Beebe (Josh Lucas).
Lo anterior es lo que cuenta
“Ford vs. Ferrari” la última película de James Mangold (“Logan”, “Walk The
Line”, entre otras). Aunque hay algunas licencias para enriquecer la narrativa
cinematográfica esta es una historia real conocida por muchos aficionados del
deporte sobre ruedas. Es evidente que Mangold y su grupo de guionistas (Jez
Butterworth, John-Henry Butterworth, y Jason Keller) trabajaron para garantizar
que lo plasmado en pantalla fuera satisfactorio tanto para los seguidores del
deporte como para aquellos no conocedores que simplemente buscan una buena
historia con la cual identificarse. Este objetivo se logra con solidez. El
relato es interesante y específico en cuanto a lo deportivo, pero nunca
descuida los elementos humanos y las tribulaciones que muchas personas
experimentan en los distintos escenarios de la vida cotidiana. Aquí hay una
fuerte ilustración de temas como la amistad, la perseverancia, y el mantenerse
fiel a lo que uno es como individuo. También hay comentarios sobre voracidad
corporativa y la injusticia que a veces se genera a la hora de atribuirle
triunfos a quien realmente se lo merece.
La recreación del momento
histórico en el que la película se desarrolla es impecable. Las secuencias de
las carreras están muy bien logradas y todos los aspectos técnicos son de una
calidad indiscutible. Los dos personajes centrales y su interacción están muy
bien escritos, y Damon y Bale les dan vida con total credibilidad. Aunque los
dos realizan una labor admirable, me parece que es Bale quien domina totalmente
cada escena en la que participa. Tracy Letts como Ford está muy bien. El actor
se luce tremendamente en una escena en que su personaje experimenta lo que es
estar en un auto de carreras creando uno de los mejores momentos de la
película. El resto del reparto, con una sola excepción, se desenvuelve de
manera correcta. La excepción es Josh Lucas en el papel de Leo Beebe. Aunque no
es un desempeño terrible me pareció algo flojo y no muy convincente. Esto
termina siendo poco relevante ante los aciertos de todo lo que lo rodea.
Decir que una película tiene
una narrativa tradicional muchas veces es interpretado como algo negativo. Esto
no es así necesariamente. Hay piezas que no rompen reglas establecidas, no presentan
giros inesperados, e incluso se desenvuelven de una manera predecible. Pero
están hechas con detalle, corazón, y cuentan historias que se conectan con el
espectador de manera orgánica y directa. Este es el caso de “Ford vs. Ferrari”,
una película que tiene sabor a clásicos de antaño y logra conectarse con las
sensibilidades universales de hoy.
Ramiro
Cardozo B.-
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