Guasón (Joker)
Todd Phillips es un exitoso director, guionista, y productor, cuya trayectoria, hasta ahora, solo se enmarcaba en el campo del humor. Sus trabajos como director incluyen la taquillera trilogía de “The Hangover”, y “Old School” título que consolidó a Will Ferrell como unos de los reyes de la comedia norteamericana. Con “Guasón” Phillips cambia radicalmente su enfoque y nos demuestra que es un artista versátil capaz de desarrollarse en universos mucho más oscuros y complicados.
Arthur Fleck (Joaquin
Phoenix) es un hombre con trastornos psicológicos cuya vida transcurre entre
sesiones de control periódicas provistas por una institución publica (donde
obtiene los medicamentos que controlan su condición), un trabajo mediocre como
payaso, y una opaca vida familiar que básicamente consiste en cuidar a su madre
incapacitada (Frances Conroy). Adicionalmente a esto, y a pesar de ser
inadecuado para relacionarse, nuestro protagonista sueña con ser un comediante,
y se siente atraído por Sophie (Zazie Beetz) una madre soltera que vive en un
apartamento contiguo. Sus únicos momentos de esparcimiento consisten en ver un
programa nocturno conducido por el humorista Murray Franklin (Robert De Niro),
por el que siente una gran admiración. A medida que los elementos que sostienen
su frágil estabilidad mental van siendo eliminados, por circunstancias adversas
y agresiones de una sociedad inclemente, vemos como los impulsos mas oscuros de
Arthur comienzan a liberarse transformándolo en el Guasón, un asesino sin
remordimientos y con instintos de venganza.
La premisa anterior es
desarrollada con destreza por un sólido guion (escrito por el propio Phillips)
y una dirección de buena cadencia. Esto respaldado por una impecable
cinematografía a cargo de Lawrence Sher, y música conducida por Hildur
Guðnadóttir que expresa con claridad los diversos conflictos y desajustes
internos del protagonista.
Hay que decir, sin que esto implique
un elemento negativo de la obra, que la historia y su desarrollo no son extremadamente
originales. Películas sobre personajes perturbados que terminan materializando
sus oscuridades tienen ejemplos magistrales en “Taxi Driver”, y “El Rey de la
Comedia” de Scorsese, ambas indudablemente referenciadas por Phillips (es obvio
que la presencia aquí de De Niro, protagonista de las dos obras mencionadas, no
es coincidencia). También me viene a la mente un título más reciente de muy
buena factura: “Nightcrawler” dirigida por Dan Gilroy y protagonizada por Jake
Gyllenhaal. “Guason” tiene algunas similitudes con estas tres películas. Pero lo
que la hace más grandilocuente, y le da personalidad propia, es que utiliza a
un personaje masivo, perteneciente al cada vez más popular universo de los
comics, como el eje central de su historia. Esto se traduce en mayor amplitud y
alcance comercial (se convirtió recientemente en la película censurada “R” más
taquillera de la historia).
Sin restarle importancia al
trabajo de todos los artistas involucrados detrás de cámaras, lo que hace que
esta película sea imperdible es el gran Joaquin Phoenix. El actor brinda una
interpretación absolutamente contundente que hace que el arco emocional
transitado por su personaje, aunque triste y tortuoso (y para muchos
controversial), sea digno de ver y admirar. Aunque los elementos de producción
hubieran resultado mediocres, que no fue el caso, el filme aun habría
funcionado solo descansando en los hombros de Phoenix. Si bien es cierto que la
película tiene detractores, no hay muchos que argumenten en contra de este magnífico
trabajo protagónico.
El impacto en taquilla de
“Guasón”, como ya mencioné, ha sido arrasador. Pero no todos los que la han
visto la aman. Algunos la cuestionan por razones morales, otros porque
consideran que trata el tema de la salud mental con superficialidad, otros
porque no esperaban tanta oscuridad en una película inspirada en comics, algunos
fanáticos del comic que dicen que el relato no coincide con las historietas
originales, etc. Sin meterme en profundidades o discusiones filosóficas, mi
humilde opinión es que es una película muy bien hecha, que cuenta su historia
con buen oficio, involucra al espectador de principio a fin y, como característica
para mí inobjetable, ofrece una de las mejores actuaciones del año 2019.
Ramiro
Cardozo B.-
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