Monday, January 27, 2020

Estafadoras de Wall Street (Hustlers)

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En el 2007 una joven stripper llamada Destiny (Constance Wu) comienza a trabajar en un exclusivo club para caballeros en Nueva York, cuyos clientes son primordialmente corredores de bolsa de Wall Street. Inicialmente su falta de experiencia no le permite tener buenos dividendos. Esto cambia cuando conoce a Ramona (Jennifer López), una astuta experta del Pole Dance y el arte de seducir, quien la protege y enseña las maneras más apropiadas para lograr abultadas ganancias. Al comienzo de su sociedad ambas mujeres, junto a un par de compañeras, idean estrategias para exprimir el dinero de los peces gordos de la Bolsa en sesiones eróticas privadas. Todo va de maravilla hasta que llega el 2008 y la debacle económica. Para contrarrestar la crisis Ramona incluye en sus tácticas drogar a sus clientes con Ketamina para inducirlos a vaciar sus bolsillos y enriquecerla a ella y a su grupo de cómplices. Esta es la premisa, inspirada en una historia real, de “Estafadoras de Wall Street”.

La directora Lorene Scafaria crea un mundo que, desde un punto de vista estético, tiene chispa y energía. La edición es buena, y la utilización de la música imprime cierto dinamismo a la historia. Jennifer López ofrece la mejor actuación de su carrera. Esta afirmación puede no resultar tan contundente o positiva si tomamos en cuenta que sus trabajos como interprete durante más de 20 años han sido mediocres (solo “Selena” y “Out of Sight” son las excepciones). Pero al Cesar lo que es del Cesar, López se desenvuelve con soltura y saca adelante su personaje de manera comprometida.  Me parece importante resaltar que para dar vida a Ramona se requería un buen acondicionamiento físico y la actriz luce increíble a sus 50 años. Hasta aquí llegan los elementos rescatables de esta pieza.

“Estafadoras de Wall Street” se ha vendido como una película sobre empoderamiento femenino y algunos críticos la han elogiado por eso. Lo primero que pensé después de verla fue: ¿qué?  Es todo lo contrario. Aquí no hay un desarrollo serio de motivaciones que analicen las acciones de las protagonistas de manera redonda ni las lleven al campo del empoderamiento. Las justificaciones para la decisión de drogar a sus víctimas son pobres e insulsas. También hay un concepto del éxito extraordinariamente banal. La supuesta fuerte amistad entre Ramona y Destiny no luce creíble. El recurso de contar la historia a través de flashbacks está utilizado de una manera tan deficiente que termina siendo una distracción. Y si bien es cierto que muchos hombres con poder económico son unos idiotas que tratan a las mujeres como objetos, Scafaria recurre a la maniobra barata de caricaturizar a todos sus personajes masculinos en pro de hacer lucir a sus protagonistas como heroínas. Agrego que la interpretación de Constance Wu en el rol central de Destiny es poco convincente.

Aclaro que no estoy argumentando en contra del mundo que la película recrea. Creo que hay muchas historias humanas, y ricas narrativamente hablando, nacidas de las experiencias de las mujeres que por diversas razones se dedican al campo aquí expuesto. Es un universo que puede explorarse con comprensión, respeto, y que termine diciendo algo revelador, profundo, o sencillamente empático. La película de Scafaria no hace esto. En mi opinión, más bien afianza los estereotipos que supuestamente quiere romper.

“Estafadoras de Wall Street” es una película con muy poca sustancia y querer definirla como una historia de empoderamiento de la mujer me parece muy desacertado. Una película reciente que habla de empoderamiento femenino y dice cosas relevantes sobre el tema, con humor ligero e inteligencia, es “Late Night” de Nisha Ganatra protagonizada por Emma Thompson y Mindy Kaling. No es una obra perfecta, pero con mucho mas valor que lo Scafaria propone.  


Ramiro Cardozo B.-