El Irlandés (The Irishman)
Martin Scorsese es un maestro. Un autor con una visión única y una pasión indestructible por la historia y evolución del cine. Pasión que lo ha llevado a restaurar y preservar un numero incontable de obras de gran significado, algunas fundamentales para su propio desarrollo como creador. Comienzo con estas palabras porque me parece importante señalar que su trascendencia dentro del séptimo arte va más allá de sus extraordinarios trabajos como director. Este es un tipo que lleva el cine en sus venas, que lo respira, lo piensa, lo protege y lo enseña constantemente. Oírlo hablar sobre las obras que admira es tan interesante y revelador como ver sus películas. Un verdadero icono.
Marty, como lo llaman sus allegados
y colaboradores, ahora regresa al género con el que más se le identifica: el
relato criminal. Después la extraordinaria “Buenos Muchachos” y sólidos títulos
como “Casino” y “Los Infiltrados” el realizador se vuelve a introducir en el
mundo de la mafia con “El Irlandés”. La película ilustra la vida delictiva de
su protagonista, Frank Sheeran (Robert De Niro), durante varias décadas. Pero
la reflexión que hace sobre esa vida es a través de los ojos de un anciano que
tiene que vivir con las consecuencias de sus acciones muchos años después de
haberlas cometido. Esto permite a Scorsese explorar este mundo al margen de la
ley desde un ángulo distinto al que ya había plasmado en las tres obras
mencionadas al principio de este párrafo. Aquí hay otra energía que produce una
disertación más nostálgica de los efectos de la criminalidad, la traición, y
las ansias de poder. La violencia gráfica, muy utilizada por el director en su
carrera, es reemplazada por una meditación sobre la cicatrices psicológicas y
emocionales que deja esa violencia.
Frank Sheeran es un
personaje real y “El Irlandés” esta basada en el libro “He Oído que Pintas
Casas”, de Charles Brandt, donde se describen las actividades ilícitas de
Sheeran y su relación con Jimmy Hoffa (Al Pacino) famoso presidente del
sindicato de transportistas norteamericanos que desapareció misteriosamente en
1973 y cuyo caso, calificado como un posible asesinato, nunca fue resuelto. Sheeran
y Hoffa realmente tuvieron interaciones laborales y tenían conexión con el
mafioso Russell Bufalino (Joe Pesci). Pero, aunque se recrean algunos eventos
reales y el relato está enmarcado en un periodo político histórico, lo que le
sucede a Hoffa en este filme, y en libro de Brandt, es meramente especulativo. Esta
teoría se utiliza como escenario, o excusa, para escudriñar el alma de un
individuo que ha escogido vivir en un mundo de corrupción y muerte.
Mucho se ha hablado de la
extensa duración de “El Irlandés” (3 horas y media) y de la tecnología digital
de rejuvenecimiento de los tres actores principales (todos septuagenarios) para
que luzcan creíbles cuando sus personajes son jóvenes. El rejuvenecimiento es
eficiente pero no perfecto. Hay momentos en que no se nota tan natural, y hay
una escena en que el personaje interpretado por De Niro siendo joven le da una
paliza a alguien y sus movimientos no tienen la vitalidad correspondiente a la
edad que representa en ese momento. Pero esto es algo que pasa a ser minúsculo
y que se va diluyendo completamente por la maestría con la que Scorsese
desarrolla su historia. Además, ver a De Niro, Pacino, y Pesci construyendo sus
respectivos personajes con sus cambios a lo largo del tiempo es invalorable. En
cuanto a la duración, no entiendo porque esto se tiene que percibir como algo
negativo. Es larga, sí, pero su magnífica ejecución vale cada segundo.
Decir que De Niro, Pacino, y
Pesci están increíbles en sus respectivos papeles es insuficiente. En los
últimos años De Niro y Pacino venían, con una que otra excepción, participando
en películas mediocres y ofreciendo interpretaciones muy por debajo de su talento.
Es un verdadero placer ver cómo, a sus más de setenta años (Pacino casi 80),
este par de genios de la interpretación vuelven a trabajar de manera magistral
para meterse en la piel de sus personajes. Pesci, quien básicamente estaba
retirado, regresa a la pantalla pero con la intención de no repetirse. El
actor interpreta nuevamente a un criminal, pero totalmente opuesto a sus explosivos
personajes de “Buenos Muchachos” y “Casino”. Aquí ofrece a un individuo cuya
peligrosidad proviene de una calma maquiavélica para planificar actos al margen de la ley. Un trabajo formidable.
Esta película puede no ser
un producto adecuado para los que están acostumbrados a que todo tiene que
suceder con inmediatez, con una edición frenética, y con mucha más acción que contemplación
analítica. Pero para los que disfrutamos de retratos que desnudan la
complejidad del comportamiento humano desde ángulos introspectivos “El
Irlandés” es una obra esencial. Una de los mejores títulos del 2019 y una nueva
joya dentro de la filmografía del gran Martin Scorsese.
Ramiro
Cardozo B.-
<< Home