Racine Ccs

Thursday, February 21, 2019

Rapsodia Bohemia (Bohemian Rhapsody)

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“Rapsodia Bohemia” nos habla de la formación, ascenso, y tribulaciones, de la famosa banda Queen. El filme se centra principalmente en la vida de su líder Freddie Mercury (Rami Malek), quien para muchos es el mejor vocalista de la historia de Rock.

La película se ha convertido en un gran éxito de taquilla y es apreciada militantemente por un gran número de espectadores. Creo que ese amor incondicional se debe más al fervor hacia Queen y Mercury que a los atributos cinematográficos de la obra.

La pieza es entretenida, la reconstrucción de la época muy efectiva, y la edición de gran factura. La actuación de Malik es energética, dedicada, y cautivadora, muy especialmente en los últimos 20 minutos. También, y ahora hablo como melómano y gran aficionado del Rock, la obra tiene el mérito de presentar, a generaciones más jóvenes, a una agrupación verdaderamente esencial. Queen, sin lugar a dudas, rompió paradigmas musicales de su época y en sus presentaciones en vivo impactó con el estilo excéntrico y desenfadado de Mercury y su casi extraterrestre talento vocal. Todo esto apoyado en el virtuosismo y arreglos de Brian May en la guitarra, John Deacon en el bajo, y Roger Taylor en la batería. Interpretados en la pantalla por Gwilym Lee, Joseph Mazzello, y Ben Hardy respectivamente.

Lo mejor de “Rapsodia Bohemia” es su cierre. La reconstrucción de la presentación de Queen en el Concierto Live Aid, realizado en Londres en el estadio Wembley en 1985, es sencillamente impecable. Esta secuencia permite que como espectador uno abandone la sala de cine entusiasmado y cargado de buenas vibraciones. Incluso pensando que la película es mejor de lo que es.

Pero ya analizando en frio, algunos aspectos no tan positivos salen a flote. Su ritmo termina siendo algo irregular y presenta momentos ingenuos con falta de definición. Los personajes, con excepción de Mercury y su prometida Mary Austin (Lucy Boynton), son unidimensionales y no se les da mucho espacio para respirar. No se ahonda en la relevancia de May, Deacon, y Taylor. En instancias iniciales parecen solo trazos incompletos. Aunque más entrado el metraje los tres músicos adquieren un poco más de peso, nunca terminan de cuajar.

Se ha escrito mucho acerca de los problemas en la producción. Bryan Singer (a quien, después de disputas legales, se le dio el crédito de director de la película) al parecer tuvo una conducta complicada y errática en el set, abandonando su liderazgo en muchas escenas.  Lo anterior obligó a Dexter Fletcher (Productor Ejecutivo) a asumir las funciones de Singer para que el filme pudiera concluirse. Tal vez esta sea la razón principal de los inconvenientes mencionados en el párrafo anterior. Adicional a esto, creo que estamos en presencia de una biografía bastante convencional de una banda y un artista que fueron todo menos eso. Todo luce muy pulcro y seguro. Freddie Mercury es un personaje infinitamente más rico, en creatividad y tormentos, que lo descrito en la película. También la banda fue una entidad más compleja e interesante. Estoy consciente que cada detalle de su historia no se puede resumir en un par de horas, pero la materia prima prometía una óptica más sustanciosa.

En cuanto al resto de los actores involucrados, la intervención más lograda es la de Lucy Boynton en el rol de Mary Austin, primera pareja de Mercury. La joven hace creíbles los sentimientos de su personaje hacia Freddie. Primero románticos y después de profundo cariño y admiración cuando el cantante asume su homosexualidad. Gwilym Lee, como Brian May, y Ben Hardy, como Roger Taylor, están decentes pero el limitado arco de sus personajes no da para mucho más. Joseph Mazzello en el papel de John Deacon es lo peor del reparto. El único mérito que tiene el actor es parecerse al famoso bajista. Su interpretación no transmite absolutamente nada, simplemente aparece ante la cámara y ya. En sus escenas encima del escenario se limita a hacer una mímica mal ejecutada de su personaje. Lamentable escogencia.

“Rapsodia Bohemia” es una película disfrutable que se beneficia por centrar el relato en una figura inmortal, acompañándolo de una música que trasciende los tiempos. Y tiene la fortuna de contar con una muy destacada labor protagónica de Rami Malek. Pero analizada como un todo termina siendo un producto promedio que exhibe su historia con una perspectiva restringida, sin brindar profundidad o ángulos menos explorados de Mercury y Compañía.


Ramiro Cardozo B.-


Monday, February 18, 2019

Roma

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“Roma” es el último trabajo del mexicano Alfonso Cuaron que, además de dirigir la pieza, también funge como Director de Fotografía y firma el guion. En una época donde el contenido cinematográfico, televisivo, y de plataformas no lineales, está prácticamente dedicado a súper héroes y franquicias que garanticen un retorno monetario multimillonario, una obra como esta es sencillamente una bendición para aquellos que ven el cine como más que un mero entretenimiento.

La película es en apariencia sencilla, pero con una profundidad emotiva y visual realmente conmovedora. La intención no es contar una historia con una premisa concreta, un desarrollo tradicional, y un final que cierre herméticamente. Lo que Cuaron hace es introducirnos a la cotidianidad de una familia, a un modo de vida, a una época especifica con sus ritmos sociales y políticos. Todo esto visto a través de los ojos de una domestica llamada Cleo (Yalitza Aparicio). La manera en que la película está narrada hace que como espectador uno se olvide que está viendo a actores representando a personajes. La sensación es que fuiste transportado en el tiempo a una Latinoamérica que ya no existe y que eres testigo de las alegrías, costumbres, y contradicciones, de una familia real, sin ningún tipo de artificios.

El ritmo es deliberadamente pausado ya que el interés del cineasta es que nos empapemos con el día a día de los personajes sin tomar atajos que minimicen o editen su esencia. La inversión que hace el espectador de seguir sin prisa lo que sucede en la primera mitad de la obra se ve recompensada más adelante y de manera contundente. Conocer las condiciones de vida de los personajes y la manera en que se desenvuelven diariamente hace que los cambios, situaciones relevantes, y reconocimientos emocionales que Cuaron expone en la segunda mitad tengan un mayor impacto.

Desde el punto de vista estético se quedan cortas las palabras para describir a “Roma”. Las composiciones visuales, con cinematografía en blanco y negro, son sencillamente espectaculares. No solo son bellísimas por si solas, sino que contribuyen a desnudar el mundo interno de los personajes, sus esperanzas, frustraciones, e incertidumbres.

Según el propio Cuaron la obra está basada, en un 90%, en su propia familia y sus vivencias en D.F, específicamente en la Colonia Roma a comienzos de los años 70. La familia del filme está conformada por una madre, 4 hijos, abuela, un padre itinerante, y la domestica que, en ocasiones, ofrece a los niños una figura materna más estable que su patrona. Para dar vida a los miembros de este conjunto familiar, y demás personajes periféricos, se recurrió a actores no profesionales con excepción de la impecable Marina de Tavira (La Madre) que tiene créditos previos en cine y televisión. Esto para brindar mayor naturalidad y trabajar con instintos primarios que no respondan a entrenamientos ni técnicas actorales.

Le escogencia de Yalitza Aparicio para representar a Cleo, después de cientos de audiciones, es tan acertada que es casi mágica. Esta joven de raíces indígenas tiene una imagen empática que conecta desde el primer segundo en que la cámara la capta. Su labor es fluida, natural, y absolutamente comprometida. Un trabajo que se queda tatuado en la memoria. La esplendida labor de Yalitza se hace más tangible por la manera en que está escrito su personaje. Aquí no hay una mirada condescendiente hacia Cleo ni hacia su rol como doméstica. Aunque su labor dentro del hogar es, en ocasiones, menospreciada, el guion la reviste de una integridad que no se doblega ni en los momentos más difíciles. Hay una escena magníficamente ejecutada, que transcurre en una práctica de artes marciales en un campo polvoriento, donde la fortaleza y serenidad interna de nuestra protagonista se hace evidente de una forma poética. Para mí, Cleo es la verdadera “Mujer Maravilla”

Esta película, en mi humilde opinión, es una absoluta joya. No solo de lo mejor del 2018 sino una de las más sublimes experiencias cinematográficas de los últimos años. Cuaron es sin duda un cineasta consistente y especial. Con títulos, galardonados y alabados por la crítica, como “Hijos del Hombre”, la tercera entrega de la Saga de Harry Potter, “Y Tu Mama También” y “Gravity” ha cementado una gran reputación como artista. Pero con “Roma” se coloca en otro nivel creativo y emocional. Aquí el mexicano se graduó de “Maestro”.


Ramiro Cardozo B.-

Infiltrado en el KKK (Blackkklansman)

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Comenzando los años 70 un detective afroamericano llamado Ron Stallworth (John David Washington) logra infiltrarse en una célula del Ku Klux Klan (Organización de Supremacistas Blancos que nació en EEUU en la segunda mitad de siglo XIX y que, lamentablemente, aun cuenta con miembros en la actualidad) con el fin de evitar un posible atentado terrorista. El mencionado oficial se presenta, vía telefónica, como alguien que cree en la purificación de la raza blanca, quiere convertirse en miembro del Klan, y está dispuesto a combatir a las minorías con toda dedicación. Una vez que la nefasta organización muerde el anzuelo y acepta reunirse personalmente con Stallworth, quien por obvias razones no puede presentarse, entra en escena su colega, el detective Flip Zimmernam (Adam Driver), quien asume la identidad “blanca” de Stallworth. Cabe mencionar, como parte importante de lo que transcurre en pantalla, que Flip es judío (también Objetivo de la violencia y persecución del KKK).

Por más absurda e improbable que suene la premisa de “Infiltrado en el KKK”, la misma está basada en la historia real del propio Ron Stallworth quien escribió un libro sobre sus vivencias.

Un relato como este estaba destinado a caer en manos de Lee, quien como realizador ha dedicado su carrera a plasmar la problemática racial de su país. “Malcom X” y “Do The Right Thing” (su obra maestra, en mi opinión) son ejemplos significativos de su visión y talento. Aunque el afamado director nunca ha dejado de ser un artista interesante, esfuerzos recientes como el remake de “Oldboy”, la adaptación moderna de la obra griega Lisístrata “Chi-Raq”, o “Blood of Jesus” parecían insinuar que sus mejores años habían quedado atrás. Afortunadamente, con este nuevo filme, estas insinuaciones quedan anuladas.

Con “Infiltrado en el KKK” Spike Lee reencuentra sus mejores instintos narrativos y su agudeza para contar historias, ofreciéndonos una película ágil, significativa, y actual. Aunque hay una obvia postura política, el realizador no la presenta como un sermón, o de manera aburrida e híper dramática. Si bien el tema del odio y la violencia hacia procedencias étnicas especificas es muy serio y delicado, la historia se mueve de manera entretenida en ocasiones recurriendo a elementos de humor para desnudar la estupidez y la falta de instrucción inherentes a comportamientos racistas.

Los encargados de poblar la historia ofrecen trabajos encomiables. John David Washington (Hijo de Denzel Washington) se mueve con soltura en el personaje central de Ron Stallworth revistiéndolo de inteligencia, ética, y sensibilidad social. Adam Driver brinda la mejor interpretación de la pieza en el papel del policía judío Flip. El actor logra transmitir con claridad el conflicto moral de fingir y tener que interactuar físicamente con un grupo de personas que desprecian todas las creencias y formas de ver la vida de su personaje. Washington y Driver crean un excelente ritmo en las escenas que comparten, especialmente en aquellas con toques de comedia.  Los actores que dan vida a los miembros del KKK realizan una labor muy eficiente al representar la peligrosidad del fanatismo y la ignorancia, y el efecto devastador del odio. Merecen mención especial Topher Grace, como el infame dirigente David Duke, y Jasper Pääkkönen en el rol de Felix Kendrickson, un militante con toques psicóticos capaz de hacer lo que sea por cumplir con los objetivos de su organización.

Spike Lee nos regala su mejor película en años. Un trabajo redondo que presenta una historia ocurrida hace más de cuatro décadas con la intención de exponer oscuros y preocupantes paralelismos con los acontecimientos socio-políticos de la era Trump. Un gran balance de drama, suspenso, humor, desparpajo, y comentario social.


Ramiro Cardozo B.-



Thursday, February 14, 2019

Nace una Estrella (A Star is Born)

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“Nace una Estrella” apareció por primera vez en el cine en el año 1937 protagonizada por Janet Gaynor y Fredric March (esta versión original tal vez sea la más modesta y menos conocida). Después vendría la versión de 1954 con la estrella Judy Gardland y el gran James Mason. Ambas versiones se desarrollaban en el mundo de las artes escénicas. A mediados de los 70s apareció una versión que trasladaba la misma historia del entorno del cine al de la música, esta vez protagonizada por Barbra Streisand y Kris Kristoffersson.

Conservando como escenario principal el mundo de la música, ahora nos llega la cuarta versión producida, dirigida, escrita (junto con Eric Roth y Will Fetters), y protagonizada por Bradley Cooper. El famoso actor comparte el rol protagónico con Lady Gaga, uno de los iconos más reconocidos de la música pop actual.

La obra cuenta la relación romántica entre Jack (Cooper), un famoso y consolidado músico con tendencia a la autodestrucción, y Ally (Gaga) una talentosa joven que no se atreve a dar el salto definitivo en la escena musical debido a rechazos previos y a no encajar con las convenciones de lo que debe ser una cantante exitosa. Con la ayuda de Jack, Ally logra demostrar su talento y ascender meteóricamente en el mundo del espectáculo. Durante un tiempo la relación es beneficiosa para ambos, pero a medida que la carrera de Ali avanza Jack comienza a reencontrarse con sus demonios y a pasar a un segundo plano en el ámbito artístico. A esto se suma el personaje de Bobby (Sam Elliot), manager y hermano mayor de Jack quien trata de mantenerlo centrado y alejado de los vicios que lo desajustan.

La premisa anterior es manejada con mucho tino y le da la oportunidad a Cooper de hablar coherentemente sobre adicción, tormentos internos, sensibilidades y visiones artísticas, y los problemas que enfrenta una pareja cuando sus integrantes se encuentran en momentos creativos y emocionales diferentes. También hay un comentario sobre como la industria musical puede despojar a un artista de sus cualidades únicas en pro de crear un producto de consumo masivo.

Cooper, en su debut como director, realiza una labor de gran factura utilizando los recursos con los que cuenta de forma inteligente y fluida. Creo que esta es la mejor versión de esta conocida historia. No estamos en presencia de un mero remake, sino más bien de una reinterpretación que habla de temas relevantes de condición humana con una nueva e interesante vitalidad. Este trabajo permite pensar en un futuro muy promisorio para Cooper detrás de las cámaras.

Delante de las cámaras Cooper también se desenvuelve con mucha solvencia creando un personaje sensible, imperfecto, y sobre todo creíble, que trata de sanar a través de una genuina relación amorosa pero que no puede abandonar del todo sus tormentos. Lady Gaga se mueve con naturalidad e imprime profundidad a las motivaciones de su personaje, además de crear una química irrefutable con su contraparte masculina. Aunque sin duda es un trabajo muy eficiente, debo confesar que me parecen exageradas todas las nominaciones a Mejor Actriz que ha recibido en distintos premios, incluidos los de la Academia. Más aun tomando en cuenta que trabajos muy superiores como el de Toni Collette en “Hereditary” fueron completamente ignorados. Sin restarle méritos a la labor de la pareja protagónica, Sam Elliot en el papel de Bobby entrega la interpretación más destacada del filme. Elliot aprovecha sus escasas escenas para construir un retrato conmovedor de un hermano mayor que trata, a veces infructuosamente, de cuidar y proteger a su ser más querido. Un trabajo memorable de un magnifico actor que, en mi opinión, muchas veces permanece fuera del radar. Por fortuna, y muy merecidamente, su desempeño aquí ha captado el cariño y la admiración de espectadores y críticos.  

“Nace una Estrella” ha sido un gran éxito de taquilla y de crítica. Incluso en su estreno en salas de cine, hace unos meses atrás, era considerada por muchos como una de las mejores películas del año. Yo no iría tan lejos. Si tuviera que elaborar una lista personal de las 10 mejores del 2018, tal vez este título no entraría. Pero esto no le quita nada. Es una obra sólida, muy bien lograda, que cuenta su historia con elocuencia y muy buen oficio.


Ramiro Cardozo B.-