Dolor y Gloria
Con “Dolor y Gloria” Pedro Almodóvar nos demuestra enérgicamente su valentía y sinceridad como realizador. Esta película es, casi en su totalidad, una autobiografía donde el director desnuda su alma y nos habla de sus dolores (físicos y emocionales), adicciones, miedos, y todos aquellos acontecimientos y personas que moldearon su vida desde que era un niño. Todo lo que lo formó como persona y luego como artista está aquí, desde lo mas luminoso hasta lo más oscuro.
El personaje central es Salvador
Mallo (Antonio Banderas) un director de cine de edad madura con una salud
bastante deteriorada que lo obliga a consumir medicamentos constantemente. Su
autoinducida soledad, inactividad como creador, y heridas sin sanar, lo llevan
a tener un comportamiento errático y a consumir heroína como un transitorio
escape. En este bajón existencial Salvador rememora su pasado y como espectadores
comenzamos a entender el por qué de su presente. Este recorrido por sus raíces
genera situaciones que despiertan su espíritu y oxigenan sus sensibilidades
artísticas.
La manera en que Almodóvar
construye su obra es digna de todos los elogios. Su creatividad y madurez como
narrador de historias alcanzan su máximo potencial. Es poético, agudo,
melancólico, transparente, y acertado en todas las decisiones que presenta en
pantalla. Hay ingenio y lucidez de inicio a fin.
Antonio Banderas en el rol protagónico
realiza el mejor trabajo de su carrera. El actor siempre luce bien cuando
trabaja con Almodóvar, pero aquí parece bendecido por los dioses de la interpretación.
El malagueño se convierte en su personaje, lo vive, y lo respira. Es evidente
que Banderas entiende a profundidad lo que su director quiere transmitir a través
Salvador, y el resultado es brillante. Todos los demás actores involucrados están
perfectos en sus respectivos personajes, especialmente Asier Etxeandia como
Alberto y Leonardo Sbaraglia como Federico (hay una escena que el actor
argentino comparte con Banderas que es sencillamente conmovedora).
“Dolor y Gloria” es una obra
magníficamente dirigida, escrita, y actuada. Un retrato inolvidable de un
artista que se hace, se pierde, y se reencuentra. Honestidad cinematográfica total.
Ramiro
Cardozo B.-
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