El Renacido (The Revenant)
Aquellos que ven el cine como mero entretenimiento y
van a las salas comerciales solo a
divertirse, puede que les interese algo diferente a “El Renacido”. Esta es una
película de supervivencia y venganza que no da tregua a su protagonista y no es
apta para personas de estómago débil. Pero para aquellos que disfrutan el
Séptimo Arte en toda su extensión “El Renacido” representa una oportunidad que
no debe perderse.
Dirigida por Alejandro González Iñarritu, la pieza se
desarrolla en los duros bosques de Montana y Dakota del Sur en el Invierno de
1823. Después de ser atacada por indios
hostiles, una expedición compuesta por militares, comerciantes de pieles, y
guías, recorre un peligroso camino para regresar a la seguridad de un Fuerte
Militar. En el trayecto el guía principal Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) es
brutalmente atacado por un oso. El Capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson)
decide continuar viaje dejando al moribundo Glass a cargo de John Fitzgerald
(Tom Hardy) y el joven Bridger (Will Poulter) quienes se ofrecen a cuidarlo hasta
que ceda a sus heridas y deje de existir. Sin entrar en detalles del por qué y
el cómo, ambos hombres abandonan a Glass dándolo por muerto. A partir de este
punto comienza la odisea de nuestro personaje central.
Aunque en el filme de González Iñarritu se
introducen elementos de ficción, el personaje de Glass, el brutal ataque, y su
increíble supervivencia son reales, lo que hace que esta historia mereciera ser
recreada y vista. El director mexicano y compañía realizan un trabajo impecable
en introducirnos en un mundo salvaje, primitivo, e inclemente. La
cinematografía de “Chivo” Emmanuel Lubezki es sencillamente impresionante. Este
artista utiliza luz natural y nos ofrece unas imágenes de una belleza
sobrecogedora que se encuentran aderezadas con una constante sensación de
peligrosidad. El relato muestra, con elocuencia y gran oficio cinematográfico,
lo dura y despiadada que puede ser la
naturaleza y cuan peor puede ser la naturaleza
humana.
Tom Hardy, como John Fitzgerald, sigue demostrando que
es un camaleón de la interpretación y nos ofrece a un villano memorable cuya
única prioridad es él mismo. Domhnall Gleason como el ético Capitán Andrew
Henry, y Will Poulter como el impresionable joven Bridger, lucen solventes en
sus roles. Leonardo DiCaprio, en el papel protagónico, demuestra una entrega
absoluta. Su desenvolvimiento en esta película es uno de los mejores de su
carrera (y esto es mucho decir después de las grandes actuaciones que ha
brindado en años recientes). Debido a las extremas circunstancias y a la
soledad en que se encuentra su personaje, el talentoso actor no tiene muchos
diálogos y debe recurrir al lenguaje corporal para transmitir dolor físico y
emocional, impotencia, incertidumbre, y una determinación inquebrantable.
DiCaprio afronta este reto de manera magistral.
Es imposible no pensar en las difíciles condiciones que
González Iñarritu y su equipo de técnicos y actores tuvieron que soportar
para contar esta historia. Este loable esfuerzo y dedicación tienen como
producto final una magnífica película que pasa a formar parte de las mejores
dentro de la filmografía de su director, y actor principal.
Ramiro Cardozo B.-