Sunday, February 21, 2016

El Renacido (The Revenant)



Aquellos que ven el cine como mero entretenimiento y van a las salas comerciales  solo a divertirse, puede que les interese algo diferente a “El Renacido”. Esta es una película de supervivencia y venganza que no da tregua a su protagonista y no es apta para personas de estómago débil. Pero para aquellos que disfrutan el Séptimo Arte en toda su extensión “El Renacido” representa una oportunidad que no debe perderse.

Dirigida por Alejandro González Iñarritu, la pieza se desarrolla en los duros bosques de Montana y Dakota del Sur en el Invierno de 1823. Después de ser atacada por  indios hostiles, una expedición compuesta por militares, comerciantes de pieles, y guías, recorre un peligroso camino para regresar a la seguridad de un Fuerte Militar. En el trayecto el guía principal Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) es brutalmente atacado por un oso. El Capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson) decide continuar viaje dejando al moribundo Glass a cargo de John Fitzgerald (Tom Hardy) y el joven Bridger (Will Poulter) quienes se ofrecen a cuidarlo hasta que ceda a sus heridas y deje de existir. Sin entrar en detalles del por qué y el cómo, ambos hombres abandonan a Glass dándolo por muerto. A partir de este punto comienza la odisea de nuestro personaje central.

Aunque en el filme de González Iñarritu se introducen elementos de ficción, el personaje de Glass, el brutal ataque, y su increíble supervivencia son reales, lo que hace que esta historia mereciera ser recreada y vista. El director mexicano y compañía realizan un trabajo impecable en introducirnos en un mundo salvaje, primitivo, e inclemente. La cinematografía de “Chivo” Emmanuel Lubezki es sencillamente impresionante. Este artista utiliza luz natural y nos ofrece unas imágenes de una belleza sobrecogedora que se encuentran aderezadas con una constante sensación de peligrosidad. El relato muestra, con elocuencia y gran oficio cinematográfico, lo dura y despiadada  que puede ser la naturaleza y cuan peor puede ser la naturaleza humana.

Tom Hardy, como John Fitzgerald, sigue demostrando que es un camaleón de la interpretación y nos ofrece a un villano memorable cuya única prioridad es él mismo. Domhnall Gleason como el ético Capitán Andrew Henry, y Will Poulter como el impresionable joven Bridger, lucen solventes en sus roles. Leonardo DiCaprio, en el papel protagónico, demuestra una entrega absoluta. Su desenvolvimiento en esta película es uno de los mejores de su carrera (y esto es mucho decir después de las grandes actuaciones que ha brindado en años recientes). Debido a las extremas circunstancias y a la soledad en que se encuentra su personaje, el talentoso actor no tiene muchos diálogos y debe recurrir al lenguaje corporal para transmitir dolor físico y emocional, impotencia, incertidumbre, y una determinación inquebrantable. DiCaprio afronta este reto de manera magistral.

Es imposible no pensar en las difíciles condiciones que González Iñarritu y su equipo de técnicos y actores tuvieron que soportar para contar esta historia. Este loable esfuerzo y dedicación tienen como producto final una magnífica película que pasa a formar parte de las mejores dentro de la filmografía de su director, y actor principal.



Ramiro Cardozo B.-