Los Ocho más Odiados (The Hateful Eight)
Quentin Tarantino regresa a las carteleras cinematográficas con su segundo western consecutivo (después de Django Unchained) “Los Ocho más Odiados”. Aunque el género es el mismo, el estilo narrativo utilizado en esta oportunidad por el conocido director es diferente. “Los Ocho más Odiados” es una película más íntima que transcurre, casi en su totalidad, dentro de una cabaña que ofrece refugio a los viajeros que transitan por el inhóspito estado de Wyoming.
Sin dar datos reveladores, la premisa es la siguiente:
El caza recompensas John Ruth (Kurt Russell) viaja en una Diligencia con su prisionera Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh) con destino al
pueblo de Red Rock para entregarla a la justicia y cobrar los 10.000 $ que vale
la mencionada fugitiva. En el camino, y a regañadientes, asiste a dos hombres
que han quedado a la intemperie: El ex soldado de color convertido en caza
recompensas Major Marquis Warren (Samuel L. Jackson), y el racista Chris Mannix
(Walton Goggins) quien se presenta como el próximo Sheriff de Red Rock. Este
disímil cuarteto, junto con el conductor de la Diligencia (James Parks) se detiene en una Cabaña Refugio,
llamada La Mercería de Minnie, para
protegerse de una gélida tormenta. Allí conocen a cuatro personajes: Bob
(Demian Bichir) encargado temporal del refugio, y a los también viajeros Joe
Cage (Michael Madsen) forastero de pocas palabras, Oswaldo Mobray (Tim Roth)
verdugo encargado de llevar a cabo las ejecuciones de los sentenciados a muerte
en Red Rock, y el anciano General de la Confederación Sandy Smithers (Bruce
Dern).
La película se centra
en la incómoda interacción de estos ocho personajes y la cada vez más palpable
posibilidad de que alguno de los integrantes de este grupo no sea quien dice
ser. Tarantino maneja el misterio de su historia con gran habilidad ofreciendo,
como siempre, referencias cinematográficas y, en esta oportunidad, incluso
literarias: Hay un sabor muy similar al cine de Sam Peckinpah y el relato
contiene elementos de misterio como los manejados en las novelas de Agatha
Christie.
El Director juega con
las expectativas del público moviendo sus piezas con inteligencia y tomando
rutas inesperadas. La película ofrece una primera mitad que se sostiene con
diálogos peculiares, divertidos choques de personalidades, y una tensión que se
va incrementando al paso de cada minuto. Ya en la segunda mitad empiezan a
develarse interrogantes, y aparece una violencia deliberadamente sobredimensionada,
captada con gran oficio, que combina momentos grotescos con un humor satírico
que enriquece todo lo que transpira en pantalla. Hay que destacar la gran
cinematografía de Robert Richardson, y la estupenda banda sonora del maestro
Ennio Morricone.
Las cuatro
actuaciones más vistosas de la pieza
están a cargo de Jennifer Jason Leigh, Samuel L. Jackson, Kurt Russell, y
Walton Goggins. Estos cuatro intérpretes tienen los personajes de mayor peso
dentro de la historia, y los llevan a cabo de manera fantástica. Esta labor se
ve eficientemente respaldada por los veteranos Bruce Dern, Tim Roth, Demian
Bichir, y Michael Madsen.
Sin compararla con
sus obras anteriores pienso que “Los Ochos más Odiados” es una historia de
suspenso y humor negro, de indudable calidad artística, que representa un
acierto más en la ya legendaria filmografía de Quentin Tarantino.
Ramiro
Cardozo B.-
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