50/50
La sola mención de la palabra cáncer produce temor, desasosiego, e incertidumbre. Es difícil encontrar a alguien que no tenga un familiar, un amigo, o un conocido que haya padecido, o padezca, esta terrible enfermedad. Desafortunadamente mi padre falleció a raíz de un cáncer en el pulmón que hizo metástasis. Los recuerdos de ese periodo inevitablemente me producen tristeza pero siempre trato de enfocarme en la enseñanza de vida que fue ver a mi viejo asumiendo su realidad con entereza, valentía, y una gran dosis de humor. Aún en los momentos más álgidos se encontraban destellos de un espíritu desenfadado que se negaba a abandonar la risa como un medio para combatir situaciones adversas.
Me permití hacer esta introducción personal porque creo que la película "50/50" captura este tipo de espíritu. Aunque no estamos frente a una comedia en sentido estricto, o una sátira sobre la cercanía de la muerte, el filme encuentra cabida para un humor creíble, y además necesario, en momentos de gran drama humano. La historia se centra en Adam (Joseph Gordon-Levitt) un joven, que después de asistir a una cita médica por dolores de espalda, es diagnosticado con en extraño tipo de cáncer localizado en la espina dorsal. Las probabilidades porcentuales de supervivencia son de un 50/50 lo que pone la vida de Adam, y la de sus seres más cercanos, en vilo.
El filme presenta situaciones, jocosas y dramáticas, que nacen de eventos cotidianos o pertinentes a la enfermedad, aspecto que permite que todo fluya de manera orgánica. Las relaciones de Adam con su mejor amigo Kyle (Seth Rogen), su madre Diane (Angelica Huston), su novia Rachel (Bryce Dallas Howard), y una joven e inexperta terapeuta llamada Katherine (Anna Kendrick) son manejadas con candidez y un ritmo siempre agradable. Joseph Gordon-Levitt nos brinda una muy sentida interpretación que logra establecer un vínculo inmediato, e indestructible, con la audiencia. Todos sus compañeros de reparto realizan un trabajo comprometido y lleno de sensibilidad.
El guionista Will Raiser, quien escribió la historia basándose en su experiencia directa con la enfermedad, y el director Jonathan Levine han confeccionado una hermosa película que, sin sermones o filosofías intensas, nos habla con elocuencia sobre la vulnerabilidad de la vida y el inmenso valor que tienen la amistad, el amor, y la familia para sobrellevar los momentos más oscuros.
Ramiro Cardozo B.-
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