Secreto en la Montaña (Brokeback Mountain)

“Secreto en La Montaña” es esencialmente una historia de amor muy al estilo de la excelente “Los Puentes de Madison”, de Clint Eastwood. Estas obras se asemejan ya que narran una profunda pasión entre dos personas que nunca puede ser expresada de manera libre. Los protagonistas de ambas piezas se encuentran limitados por circunstancias sociales que evitan que puedan entregarse el uno al otro sin ningún tipo de preocupaciones ni reservas. La diferencia clave entre las dos películas es que “Secreto en la Montaña” se ocupa de la relación, carnal y emocional, que nace entre dos hombres.

El filme, dirigido por el talentoso Ang Lee, nos permite conocer la historia de Jack (Jake Gyllenhaal) y Ennis (Heath Ledger), dos vaqueros que se conocen al ser contratados para custodiar un rebaño de ovejas durante la temporada de invierno en los solitarios parajes de la Montaña de la Espalda Rota (Brokeback Mountain). A partir de ese momento nace un vínculo amoroso entre ambos hombres que sobrevive a las vidas familiares (y heterosexuales) que cada uno construye en distintas ciudades, y que se alimenta a través de esporádicas visitas al lugar que vio nacer su relación.

La película comienza a desarrollarse en 1.963, y recorre un espacio de tiempo cercano a los 20 años, logrando ilustrar de manera sensible la situación de dos personas que se ven imposibilitadas a ser lo que son por temor al rechazo de una sociedad prejuiciosa e intransigente. Aunque la pieza se centra en una relación homosexual, su tono es universal ya que habla de la imposibilidad de manifestar amor de una forma plena, y esto es algo que puede ser comprendido por cualquier ser humano, independientemente a sus inclinaciones sexuales.

Apoyado por una excelente fotografía, Ang Lee desarrolla su historia de manera pausada trasmitiendo de forma clara los conflictos internos de sus personajes e impregnando el relato con una atmósfera triste y poco prometedora. Aunque su narrativa tiene la virtud de ser elocuente y el conflicto que presenta es interesante, me parece que Lee comete el error de alargar demasiado su relato. Tal vez el cineasta se sintió tan a gusto con su historia que no se dio cuenta que podía llegar a ser reiterativo. Creo que una versión más económica en metraje tendría mayor contundencia dramática.

Gyllenhaal realiza una buena labor como Jack, personaje que, si bien mantiene una fachada para ser aceptado socialmente, es sincero consigo mismo en lo que respecta a su sexualidad asumiendo sus afectos de forma decidida. Pero la real estrella de esta pieza es Heath Ledger. El joven intérprete brinda una actuación conmovedora como Ennis, un hombre reprimido emocionalmente, atemorizado por su entorno, y con graves problemas para aceptarse. Tal vez Ledger sea la principal fortaleza de esta obra. Una actuación realmente memorable.

“Secreto en la Montaña” ha sido catalogada por algunos como una joya, y la verdad pienso que esa apreciación es algo exagerada. Sin embargo es un drama bien llevado, magníficamente actuado, que analiza, con solidez, la represión emocional de dos seres despojados de la posibilidad de responder de manera libre a sus sentimientos.

Ramiro Cardozo B.-

Memorias de una Geisha (Memoirs of a Geisha)

Dirigida por Rob Marshal (Chicago) y ambientada en la primera mitad del siglo 20, “Memorias de un Geisha” intenta introducirnos en el enigmático mundo de las Geishas, legendarias damas de compañía (no prostitutas) consideradas por la cultura japonesa como símbolos de sofisticación, elegancia, y sublimidad ancestral.

El filme se centra en la vida de Sayuri ( Ziyi Zhang), una hermosa mujer que, prácticamente sin quererlo, se convierte en una famosa Geisha que a lo largo de los años alimenta un profundo amor, aparentemente no correspondido, por un elegante aristócrata nipón (Ken Watanabe) que conoció cuando aun era un a niña.

El filme es un festín para los ojos. La fotografía, iluminación, dirección artística, y vestuario, brindan un espectáculo estético digno de admirar. Pero en lo que a la historia se refiere, en algunos pasajes me dio la impresión de que estaba presenciando una telenovela con sabor asiático sin mayor sustancia temática. La historia de amor no posee mucha fuerza, y los elementos culturales están expuestos de una forma que, a mi parecer, luce muy superficial. Aquellos que busquen una representación genuina de la milenaria cultura japonesa, se sentirán decepcionados con la visión excesivamente occidental que ofrece la pieza.

Ziyi Zhang realiza una buena labor en el papel protagónico, aunque inferior a sus participaciones en producciones como “El Tigre y el Dragón”, “Héroe”, o “La Casa de las dagas Voladoras”. Michelle Yeoh, como su mentora, mezcla dulzura, disciplina, y astucia de una manera convincente. Pero en mi opinión, es Gong Li quien se roba cada escena en la que interviene. Como Hastumomo, una indomable Geisha rival, la mencionada actriz realiza una interpretación cargada de energía y sensualidad que, por momentos, logra romper con la cadencia algo monótona del relato. Cabe destacar que muchos espectadores japoneses consideraron como una falta de respeto la elección de estas tres actrices para dar vida a Geishas, ya que ninguna de ellas es de origen Nipón (Zhang y Li son chinas, y Yeoh nació en Malasia).

“Memorias de un Geisha” es una película con unos valores de producción muy elevados que permiten que, como espectadores, no caigamos en el aburrimiento. Pero el Japón que muestran sus imágenes parece despojado de autenticidad. Creo que la experiencia de ver esta obra puede compararse con la de comer sushi bañado en salsa de tomate y acompañado por unas papas fritas.

Ramiro Cardozo.-

Crash

Los premios Oscar dieron ayer, en su entrega 78, una de las mayores sorpresas de los últimos años al otorgarle la estatuilla dorada correspondiente a Mejor Película a “Crash”, dirigida por Paul Haggis, y protagonizada, entre otros, por Don Cheadle, Thandie Newton, y Matt Dillon.

El filme se desarrolla en Los Ángeles, e intenta retratar las tensiones raciales, que se viven en esta ciudad, a través de un nutrido grupo de personajes pertenecientes a diversas culturas y estratos sociales. La pieza nos ofrece una dura imagen de una sociedad en decadencia, y llena de profundos resentimientos.

Comenzando por los aspectos positivos, creo que “Crash” es una obra valiente que se atreve a exponer los graves problemas raciales existentes en las grandes ciudades norteamericanas donde convergen un gran número de idiosincrasias, y posturas sociales, que no están dispuestas a aceptarse las unas a las otras. Esa voluntad de autocrítica merece respeto. Además, la obra cuenta con muy buenas actuaciones. Todo el reparto realiza una labor comprometida y verdaderamente eficiente. Hasta aquí los comentarios amables.

En mi humilde opinión, creo que la película ha sido extremadamente sobrevalorada. La construcción de las distintas historias que componen el filme me parece algo forzada. Fueron pocos los momentos en los cuales sentí que los acontecimientos se desenvolvían con naturalidad. Es innegable que hay momentos de sobrada fuerza dramática, pero los caminos que conducen a esos momentos me parecieron poco convincentes. El tono global del relato huele a sermón social poco analítico y algo prepotente. Aunque no todas las historias terminan bien, el desenlace tiene un matiz esperanzador que no se corresponde con el hervidero de rencores que el filme plasma, con tanta convicción, en los tres primeros cuartos de su metraje.

No niego que obras con el contenido social de “Crash” sean importantes e incluso necesarias, pero me parece que esta película, en particular, tiene fallas importantes a nivel de realización que no deberían ser ignoradas.

Tal vez la comunidad de Hollywood se sintió en la necesidad de resaltar un filme que toca un tema que afecta directamente a su ciudad y no permite indiferencia, pero creo que la obra de Haggis no tiene los meritos suficientes para ser catalogada como la mejor película de producción norteamericana del año 2005. En una apreciación muy personal, yo diría que no tiene los atributos para entrar en la lista de las 20 mejores de un año que estuvo lleno de producciones adultas, relevantes, y muy superiores en cuanto a calidad cinematográfica.

Ramiro Cardozo B.-

Johnny y June ( Walk the Line)

“Johnny y June” nos permite conocer parte de la vida del legendario músico y cantante Johnny Cash, icono de la música popular norteamericana, quien logró fusionar, de forma exitosa, los sonidos de géneros como el Country, el Folk., y el Rock n’ Roll. Su ascenso a la fama, sus particularidades como artista, los eventos que determinaron su personalidad, y los excesos que casi lo llevan a la autodestrucción, son ilustrados de forma correcta y entretenida.

Pero “Johnny y June” no es un estricto recuento de los logros artísticos de Cash. El filme es una historia de amor y amistad que trasciende los aspectos biográficos del artista, y se convierte en un relato universal sobre la importancia de tener a alguien con quien compartir los altos y bajos de la vida diaria.

La obra nos hace participes de la relación entre Cash (Joaquin Phoenix) y la cantante country June Carter (Reese Witherspoon), y los distintos episodios que los llevaron a tomar la decisión de permanecer juntos por el resto de sus vidas.

Para que una historia de amor resulte creíble y atractiva, es esencial que exista química entre la pareja protagónica, y esta es la principal fortaleza de este filme. Phoenix y Witherspoon realizan un trabajo formidable en lo que se refiere a generar una atmósfera de admiración y atracción mutua entre sus personajes. El lenguaje gestual, las miradas entre ambos, y la convicción con la que expresan sus sentimientos, transmiten autenticidad, permitiendo que los espectadores se identifiquen, sin reservas, con su historia. El trabajo de ambos intérpretes es sencillamente excelente.

El filme no carece de fallas. La actriz Ginnifer Goodwin, en el papel de la primera esposa de Cash, realiza un trabajo flojo y poco convincente. Los admiradores de Elvis Presley se sentirán bastante decepcionados al ver la pobre personificación que de él realiza Tyler Hilton. La intervención de este joven actor parece más una parodia que un intento serio de representar al denominado Rey del Rock. Afortunadamente, su participación es fugaz y de poca importancia dentro de la trama central.

El director James Mangold realiza una labor eficiente al ensamblar su pieza. Aunque su estilo narrativo es algo convencional, el cineasta logra brindarnos una historia cercana y honesta que conmueve e inspira. El realizador demuestra un profundo respeto por el camino emocional recorrido por Cash y Carter, y eso se refleja en cada una de las escenas de su obra.

“Johnny y June” no es un filme perfecto, pero es una hermosa historia que nos habla de creatividad, pasión, solidaridad, y de la enorme tranquilidad que podemos alcanzar si llegamos a encontrar a la persona adecuada. Muy recomendable.


Ramiro Cardozo B.-