Memorias de una Geisha (Memoirs of a Geisha)
Dirigida por Rob Marshal (Chicago) y ambientada en la primera mitad del siglo 20, “Memorias de un Geisha” intenta introducirnos en el enigmático mundo de las Geishas, legendarias damas de compañía (no prostitutas) consideradas por la cultura japonesa como símbolos de sofisticación, elegancia, y sublimidad ancestral.
El filme se centra en la vida de Sayuri ( Ziyi Zhang), una hermosa mujer que, prácticamente sin quererlo, se convierte en una famosa Geisha que a lo largo de los años alimenta un profundo amor, aparentemente no correspondido, por un elegante aristócrata nipón (Ken Watanabe) que conoció cuando aun era un a niña.
El filme es un festín para los ojos. La fotografía, iluminación, dirección artística, y vestuario, brindan un espectáculo estético digno de admirar. Pero en lo que a la historia se refiere, en algunos pasajes me dio la impresión de que estaba presenciando una telenovela con sabor asiático sin mayor sustancia temática. La historia de amor no posee mucha fuerza, y los elementos culturales están expuestos de una forma que, a mi parecer, luce muy superficial. Aquellos que busquen una representación genuina de la milenaria cultura japonesa, se sentirán decepcionados con la visión excesivamente occidental que ofrece la pieza.
Ziyi Zhang realiza una buena labor en el papel protagónico, aunque inferior a sus participaciones en producciones como “El Tigre y el Dragón”, “Héroe”, o “La Casa de las dagas Voladoras”. Michelle Yeoh, como su mentora, mezcla dulzura, disciplina, y astucia de una manera convincente. Pero en mi opinión, es Gong Li quien se roba cada escena en la que interviene. Como Hastumomo, una indomable Geisha rival, la mencionada actriz realiza una interpretación cargada de energía y sensualidad que, por momentos, logra romper con la cadencia algo monótona del relato. Cabe destacar que muchos espectadores japoneses consideraron como una falta de respeto la elección de estas tres actrices para dar vida a Geishas, ya que ninguna de ellas es de origen Nipón (Zhang y Li son chinas, y Yeoh nació en Malasia).
“Memorias de un Geisha” es una película con unos valores de producción muy elevados que permiten que, como espectadores, no caigamos en el aburrimiento. Pero el Japón que muestran sus imágenes parece despojado de autenticidad. Creo que la experiencia de ver esta obra puede compararse con la de comer sushi bañado en salsa de tomate y acompañado por unas papas fritas.
Ramiro Cardozo.-
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