Los Rompe Bodas (The Wedding Crashers)

“Los Rompe Bodas” es ese tipo de película que permite que el espectador pueda apagar todas sus funciones cerebrales y aun estar intelectualmente por encima de todo lo que ocurre en pantalla. Esto no es necesariamente negativo. Soy de los que piensan que no todo es filosofía y profundidades temáticas, que el humor primario y sin disfraces de sofisticación tiene sus encantos y puede producir intensas risas e incluso muy buenas películas.

Pero en el caso de “Los Rompe Bodas” el producto final es algo irregular. La película gira en torno a un par de buenos amigos (Owen Wilson y Vince Vaughn) que tienen el hábito de asistir a celebraciones matrimoniales sin ser invitados. El propósito fundamental de esta actividad es conseguir mujeres que estén dispuestas a despojarse de sus vestidos de noche y proporcionar momentos de esparcimiento sexual sin que estén involucrados compromisos posteriores.

La obra esta llena de chistes vulgares y situaciones jocosas de contenido primordialmente sexual que, en mi opinión, funcionan (si se acepta este tipo de tendencia humorística), pero la principal inconsistencia del filme, dirigido por David Dobkin, es la de tratar de mezclar su tono irreverente con elementos de tradicional comedia romántica hollywoodense, aspecto que limita la fuerza del humor visceral y produce algunos momentos cursis que afectan el ritmo del relato.

Los dos protagonistas realizan trabajos dispares. Owen Wilson, en el papel de John, habita su personaje con poca determinación. El actor luce falto de energías en muchas escenas, lo que le resta credibilidad a su labor. Vince Vaughn, como Jeremy, es todo lo contrario. El espigado intérprete derrocha carisma y naturalidad demostrando que posee un inmenso talento para la comedia. El actor se mueve con desenfado y se roba cada una de las escenas en las que se ve involucrado. Creo que uno de los errores más notables del guión fue darle mayor importancia al personaje de Wilson y no aprovechar, de mejor forma, la simpatía y habilidad de Vaughn para conectarse con el público.

El elenco que complementa los roles protagónicos incluye a un poco aprovechado pero siempre efectivo Christopher Walken en el papel de un influyente senador, y a la hermosísima Rachel McAdams como su hija e interés romántico de uno de nuestros protagonistas.

“Los Rompe Bodas” ofrece algunas buenas risas y una excelente intervención por parte de Vince Vaughn, pero se acobarda diluyendo su desparpajo en lugares comunes, y desenlaces dulzones y poco originales.


Ramiro Cardozo B.-

Ciudad del Pecado (Sin City)

“Ciudad del Pecado” es la adaptación cinematográfica de un oscuro comics, del mismo nombre, creado por Frank Miller. No he tenido la oportunidad de leer la mencionada historieta, pero según los entendidos el filme es realmente fiel a su fuente original.

La película presenta tres sórdidas historias que se entrecruzan, cada una protagonizada por una especie de súper héroe decadente que busca algún tipo de redención en una ciudad llena de crimen y perversidad. Los tres relatos están poblados por seres amorales, inescrupulosos, y altamente violentos, que se ven envueltos en situaciones donde el sadismo, la exageración de la realidad, y el humor despiadado, son elementos fundamentales.

En mi humilde opinión, el filme es exageradamente gratuito en términos de violencia. Aunque algunas escenas pretenden ser suavizadas con humor crudo e irreverente, hay momentos en que todo luce extremadamente retorcido y cruel. Creo que el guión no es lo suficientemente ingenioso como para que el espectador logre zambullirse totalmente en la historia sin sentirse un poco desagradado. El director Robert Rodríguez no logra combinar la violencia con una destreza narrativa que pueda satirizarla de forma interesante o analítica, aspecto que podemos encontrar en piezas memorables como “La Pandilla Salvaje” de Sam Peckinpah, “Pulp Fiction” de Quentin Tarantino ó “El Club de la Pelea” de David Fincher.

Lo que sí hay que aplaudir, es la extraordinaria capacidad de Rodríguez, y su equipo técnico, de transferir la textura de un comics al lenguaje cinematográfico. “La Ciudad del Pecado” es sencillamente soberbia a nivel visual. El blanco y negro se utiliza como base que contrasta con impresionantes destellos de colores intensos como el rojo, el verde, y el amarillo. La escenografía, iluminación, efectos especiales, edición, y trabajo de cámara son insuperables. El cineasta de origen mejicano ha logrado crear un mundo sombrío con personalidad propia que luce peculiarmente atractivo y magnético.

El reparto es nutrido en cantidad y talento. Mickey Rourke (casi irreconocible), Bruce Willis, y Clive Owen realizan las labores protagónicas de manera correcta. Todas las actrices involucradas en el filme derrochan una enérgica y malévola sensualidad, destacando Rosario Dawson, en el papel de la letal líder de un grupo de prostitutas, y Jessica Alba, como una erótica bailarina capaz de resucitar a un cadáver con sus sugestivos movimientos corporales. El joven Elijah Wood rompe con la imagen del noble hobbit Frodo del “Señor de los Anillos” para darle vida a un siniestro caníbal postmoderno, y el siempre eficaz Benicio del Toro, en el rol de un corrupto policía, nos brinda las escenas mas grotescamente divertidas de la obra.

“Ciudad del Pecado” es una película irregularmente escrita, excesiva, y no apta para estómagos sensibles. Pero su increíble puesta en escena, su imponente riqueza visual, y el eficiente desempeño de su elenco, la hacen recomendable para aquellos que estén dispuestos a sumergirse en un universo negro e inclemente.


Ramiro Cardozo B.-

El Beneficio de la Ira (The Upside of Anger)

Hay títulos que, aún teniendo fallas claramente identificables, terminan por convertirse en experiencias satisfactorias. Este es el caso de “El Beneficio de la Ira” filme norteamericano de producción independiente dirigido por Mike Binder (también actor y guionista) y protagonizado por Joan Allen y Kevin Costner.

La película nos cuenta la historia de una mujer casada de clase acomodada (Allen), que es abruptamente abandonada por su marido y obligada a lidiar con la confusión y la rabia que esto implica, además de asumir, en solitario, la crianza de cuatro hijas adolescentes. Para aderezar la situación, un ex beisbolista (Costner) aficionado al alcohol y la marihuana comienza a cortejar a nuestra protagonista involucrándose en su convulsionado entorno familiar.

Al principio, las partes que conforman la obra se sienten algo desasociadas entre sí lo que dificulta un poco que el espectador pueda involucrarse de inmediato con la historia, pero las cosas comienzan a cohesionarse después de transcurrida la primera media hora de proyección. El filme contiene una buena dosis de humor sarcástico que le impide caer en el terreno del drama pesado y permite que disfrutemos de algunas situaciones escritas con agudeza y divertida irreverencia.

El trabajo de Joan Allen es excelente. La actriz transmite desesperación, impotencia, confusión, y amor familiar, con fuerza y absoluta naturalidad. En mi opinión, esta es una de las mejores actrices estadounidenses de la actualidad (y tal vez, una de las menos valoradas). Sin restarle méritos al impecable trabajo de Allen, la mayor sorpresa de esta pieza es la actuación de Kevin Costner. En los últimos años la carrera de este actor ha estado plagada de desaciertos e interpretaciones mediocres que lo llevaron a perder el status de súper estrella que obtuvo a finales de los años ochenta y principios de los noventa, pero aquí parece haber encontrado la inspiración necesaria para demostrar que tiene talento y sensibilidad para interpretar a un antihéroe que busca reencontrarse consigo mismo y darle algo de sentido a su existencia. Una interpretación que merece ser vista.

Las jóvenes actrices que interpretan a las hijas del personaje de Allen están correctas en sus respectivos papeles, pero ninguna llega a tener una intervención memorable. Binder, además de fungir como director y escritor de la película, interpreta a un productor radial que se inclina por sostener relaciones amorosas con mujeres muchos menores que él. Su labor en este papel es simpática y desenfadada, pero creo que el personaje no termina de desarrollarse de manera satisfactoria.

A pesar de sus imperfecciones “El Beneficio de la Ira” posee algunas escenas muy bien contruidas que retratan el humor irónico de la vida cotidiana, y ofrece dos estupendas actuaciones que elevan el valor del filme y lo hacen recomendable.

Ramiro Cardozo B.-