Petróleo Sangriento (There Will Be Blood)
Dirigida por el talentoso Paul Thomas Anderson (Boggie Nights, Magnolia, Punch Drunk Love) “Petróleo Sangriento” nos introduce en la vida de Daniel Plainview (Daniel Day Lewis) un hombre que se dedica a buscar yacimientos de Petróleo a principios del siglo XX convirtiéndose, en el transcurso de los años, en un poderoso magnate con un evidente menosprecio hacia el resto de sus congéneres. Plainview es presentado como una especie de astuta ave de rapiña dispuesta a todo por conseguir lo que se propone. Sus pocas manifestaciones de emotividad afloran en todo lo relacionado con su hijo HW (Dillon Freasier, Russell Harvard). Sus demonios internos y el peligroso alcance de su codicia se hacen más evidentes cuando interactúa con el joven pastor sediento de protagonismo Paul Sunday (Paul Dano), guía espiritual de una comunidad asentada en tierras de alto valor mineral
“Petróleo Sangriento” es un filme soberbio desde el punto de vista formal. Visualmente la pieza logra crear un mundo oscuro y enigmático que en cierta medida es el reflejo del alma de Plainview. Todo lo que se plasma en pantalla luce artísticamente lúgubre lo que pronostica tragedia. Muchos aspectos del relato, sobre todo en lo que se refiere a construcción del personaje central, muestran similitudes con “El Ciudadano Kane” de Orson Welles. Daniel Plainview y Charles Foster Kane pudieron haber sido hermanos criados con los mismos valores (tal vez falta de valores sea una frase mas apropiada). El filme se adentra en la enredada psiquis del protagonista brindando un interesante retrato de un hombre consumido por el poder cuya incapacidad para relacionarse termina aislándolo del mundo e incluso de sí mismo.
Daniel Day Lewis, en el rol protagónico, realiza una labor sencillamente descomunal. La fuerza interpretativa que el actor irlandés despliega es realmente sorprendente. Lewis se desdobla para habitar a plenitud la piel de Plainview creando un personaje difícil de olvidar. Si bien es cierto que Anderson construye de forma inspirada su filme, es Day Lewis quien, en mi opinión, hace que “Petróleo Sangriento” sea una cita obligada. Paul Dano, como el religioso de moralidad ambigua Paul Sunday, trata de mantenerse a la altura de las circunstancias pero creo que sus ganas son mayores que su talento. En algunos momentos el joven actor luce algo sobreactuado y en el clímax de la historia su desenvolvimiento se ve microscópico al lado de Day Lewis. Se puede argumentar que es mucho pedir que este novel actor quede bien parado ante la enorme habilidad histriónica de su compañero de reparto, pero en algunos momentos pensé en otros jóvenes talentos que podían haber hecho un mejor trabajo (Emile Hirsh quien recientemente brindó una brillante actuación en “Into The Wild” de Sean Penn es un buen ejemplo), y esto es un síntoma de que Dano se queda un poco corto en sus intenciones.
Es indudable que “Petróleo Sangriento” es una película importante con atributos artísticos de altísimo nivel pero creo que su ritmo no es siempre fluido y su metraje algo excesivo. Aparte de la no muy convincente actuación de Paul Dano me parece que su personaje no se encuentra muy bien escrito. Las motivaciones del pastor Paul Sunday nunca están claramente definidas y eso le resta contundencia a su intervención en la historia. Sin embargo los aspectos psicológicos (y sicóticos) de Plainview son suficientemente interesantes como para cubrir estas fallas.
Paul Thomas Anderson siempre ha sido afecto a los relatos densos y complejos y hasta la fecha esta es su película más ambiciosa (aunque no estoy seguro que sea su mejor). Excelsa en lo artístico aunque un poco fría e inconstante en algunos pasajes “Petróleo Sangriento” es una pieza, atípica en el cine norteamericano de nuestros días, que exige algo de paciencia pero logra ofrecer varios elementos de mucho brillo. Para concluir, pienso que estamos en presencia de una obra fácil de admirar pero algo distante como para ser amada sin condiciones.
Ramiro Cardozo B.-