300
“300” da vida cinematográfica a un grupo de libros de historietas que Frank Miller publicó por primera vez entre los meses de mayo y octubre del año 1998. Para crear esta aventura gráfica el celebrado caricaturista se inspiró en la histórica batalla donde trescientos soldados espartanos, comandados por el poderoso Leonidas, frenaron el feroz avance de un exageradamente numeroso ejército persa que cumplía las ansias de conquista del Rey Jerjes.
El director Zack Snyder ha trasladado cuidadosamente a la pantalla el colorido y fantástico mundo plasmado en las páginas de la obra Miller. Utilizando tecnología digital, el filme nos regala un atractivo espectáculo visual cargado de energía y mucha testosterona. Es prudente recordar que esta es la versión fílmica de un cómic que utiliza un evento real para construir un mundo sobredimensionado donde reinan la ilusión y la creatividad sensorial. En ningún momento la película pretende ser precisa desde el punto de vista histórico.
Hay que reconocer que en esta obra predomina la forma sobre el fondo. Snyder crea un mundo llamativo e hipnótico que no permite apartar la mirada de la pantalla, pero el argumento no ahonda en sentimientos ni motivaciones. El heroísmo reflejado en el filme es plano y sin mayores matices emotivos. Lo que quiero decir con esto es que para poder disfrutar de esta obra hay que dejar a un lado las expectativas en lo que se refiere a sustancia o profundidad narrativa.
Los actores involucrados más que cualidades histriónicas poseen fuertes presencias que transmiten temeridad y pericia militar. Gerard Butler asume con bríos el papel del valiente Rey Leonidas, y los intérpretes encargados de dar vida a sus fieles soldados lucen feroces y decididos. La única mujer que posee un rol importante en la pieza es Lena Headey, quien encarna a la Reina Gorgo, esposa de Leonidas. La mencionada actriz transmite toneladas de sensualidad y genera equilibrio en un mundo de predominio masculino. En mi opinión un gran desacierto del filme es la escogencia del brasilero Rodrigo Santoro para encarnar al Rey Jerjes. Es de suponer que un Rey con ínfulas de dios y empeñado en conquistar el mundo debe ser carismático, amenazante, o por lo menos medianamente peligroso. Ninguna de estas características se ven reflejadas en la interpretación de Santoro. El actor luce inofensivo y ridículo. Se parece más a un inseguro aprendiz de peluquero que a un Rey sediento de victorias. Un desempeño realmente mediocre.
“300” es una obra que vale la pena ver por su espectacular propuesta visual y su vibrante energía, pero en líneas generales no termina de cuajar como un producto redondo. Un filme que se disfruta mientras no se examine demasiado.
Ramiro Cardozo B.-