Desafiando los Límites (The World’s Fastest Indian)

“Desafiando los límites” es un filme modesto (para los estándares de Hollywood) que cuenta una historia real de una forma nada inusual y algo telegrafiada, pero que termina siendo una experiencia satisfactoria por su positivo mensaje, y el extraordinario trabajo protagónico de ese monstruo de la actuación llamado Anthony Hopkins.

El filme nos permite compartir durante casi dos horas con Burt Munro (Hopkins), un pintoresco jubilado Neocelandés que, después de un inconveniente cardiaco, decide intentar materializar el sueño de llegar al circuito mas rápido del mundo y probar, al máximo, las capacidades de su motocicleta Indian Scout de 1.920, la cual ha modificado para desarrollar velocidades sorprendentes.

El director australiano Roger Donaldson nos brinda un relato inspirador que habla sobre perseverancia, motivación, y la importancia de entregarse totalmente a aquello que nos emociona y hace que la vida valga realmente la pena. Aunque su trabajo de ensamblaje no es una maravilla, el cineasta logra una pieza con alma que transmite sencillez y honestidad.

El trabajo de Hopkins es sencillamente impecable. El intérprete asume la responsabilidad de llevar la obra sobre sus hombros, y lo hace con una habilidad sorprendente. En la zona media de su metraje el filme tiene algunos problemas de ritmo, pero el talento de Hopkins se impone, de manera categórica, impidiendo que perdamos interés en la historia. El actor logra divertirnos, conmovernos, y hacernos participes del entusiasmo, la humildad, el empeño, y la firmeza que su personaje demuestra al tratar de conseguir lo que quiere.

“Desafiando los límites” no es una película para la posteridad, pero, en mi opinión, es un relato calido que nos permite compartir con un personaje poseedor de atributos que merecen ser resaltados y admirados. Y sí a esto le agregamos el soberbio trabajo de su protagonista, la recomendación se hace totalmente necesaria.


Ramiro Cardozo B.-

La Provocación (Match Point)

En mi opinión, los últimos diez o doce años en la filmografía de Woody Allen han estado sumidos en la intrascendencia. Sus historias han sido repetitivas, poco sustanciosas, y muy predecibles. Parecía que el ingenio que dio vida a joyas como “Annie Hall” o “Manhattan” estaba desahuciado o simplemente muerto. Pero Allen decidió darle vacaciones a sus desgastados relatos neoyorquinos, mudando sus oficios como constructor cinematográfico a la ciudad de Londres. El resultado es “La Provocación”, una película excelsa que difícilmente puede llegar a olvidarse.

El filme cuenta la historia de un joven instructor de tenis (Jonathan Rhys Meyers) que comienza a escalar posiciones en la alta sociedad londinense al establecer una relación, que culmina en enlace matrimonial, con Chloe (Emily Mortimer), hija de un acaudalado empresario (Brian Cox). Paralelamente a su acelerado ascenso social, nuestro protagonista es hipnotizado por una hermosa norteamericana (Scarlett Johansson), novia del hermano de Chloe, con quien comienza a tener una aventura secreta.

Allen utiliza la premisa, mencionada en el párrafo anterior, para hablarnos sobre temas como la infidelidad, la ambición, la monotonía conyugal, y la fragilidad de los principios morales en situaciones que amenazan con alterar status sociales privilegiados. El cineasta construye su pieza con una habilidad asombrosa, mezclando diálogos, elocuentes y agudos, con situaciones que al principio lucen algo predecibles, pero que astutamente van cambiando de rumbo brindando un desenlace incomodo, perturbador, irónico, y sencillamente brillante.

La excelente labor de Allen, como director y guionista, es respaldada por un grupo de actores que se desempeña con absoluta solvencia. No hay una sola interpretación débil o medianamente ejecutada. Se podría decir, sin temor a exagerar, que estamos en presencia de un reparto ensamblado casi a la perfección.

Los cielos británicos han revitalizado la carrera de Woody, permitiendo que los amantes del cine podamos disfrutar de una de las mejores obras de su carrera. “La Provocación” es una película obligada para aquellos que quieran ser testigos de la visión de un maestro del cine con pleno control de sus facultades creativas.

Ramiro Cardozo B.-