El Último Rey de Escocia (The Last King of Scotland)
“El Último Rey de Escocia” nos ubica en Uganda al inicio del régimen de Idi Amin, uno de los más crueles y sanguinarios líderes africanos del siglo XX. El filme examina la locura del extravagante mandatario a través de la relación que se establece entre él y un joven galeno escoses que llega al tercer mundo con el propósito de alejarse de la monotonía que significa el ejercicio de su profesión en su tierra natal.
Kevin Macdonald dirige con cabalidad imprimiéndole buen ritmo a su pieza e incrementado la tensión de la historia a medida que transcurren los minutos. El cineasta demuestra que se puede construir un relato desgarrador sin saturarlo con imágenes sangrientas. Es cierto que el filme contiene escenas graficas no aptas para estómagos débiles, pero Macdonald las utiliza en momentos en que resultan estrictamente necesarias para brindar una imagen clara del alcance destructivo de la torcida mente de Amin. En mi opinión, el cineasta logra mantenerse alejado de sensacionalismos innecesarios.
El buen oficio del ya mencionado director es admirablemente respaldado por la monumental labor de Forest Whitaker en rol de Amin. El actor se sumerge de lleno en su personaje y nos ofrece una interpretación compleja que combina magnetismo, peligrosidad, y enormes contradicciones emocionales. Cualquier elogio se queda corto ante la fuerza interpretativa y la absoluta entrega que Whitaker demuestra al dar vida a este siniestro jefe de estado. Un trabajo sencillamente magistral.
El joven James McAvoy se desenvuelve con aplomo en el papel del medico que se deja seducir por la enigmática personalidad de Amin, aunque hay que decir que en ciertas ocasiones sus esfuerzos se ven algo eclipsados al compartir escena con el avasallante Whitaker. La hermosa Kerry Washington demuestra versatilidad en el trágico papel de una de las esposas del dictador y el resto de los actores involucrados se mueven con eficiencia y naturalidad.
“El Ultimo Rey de Escocia” nos habla sobre las terribles consecuencias del exceso de poder utilizando una narrativa convincente y fluida que evita caer en solemnidades o sermones. Es una obra que nos muestra un pasado reciente que lamentablemente tiene espejos en la actualidad. Su buen desarrollo y la impresionante intervención de Whitaker la hacen muy recomendable.
Ramiro Cardozo B.-
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