Casino Royale
“Casino Royale” es la nueva entrega de las aventuras de uno de los personajes más famosos del cine: el temerario James Bond (Agente 007). Debo confesar que no soy un verdadero fanático de la franquicia, además de considerar que, en años recientes, los filmes que han dado vida al mítico personaje no son más que costosos montajes pirotécnicos sin mucha intensidad o imaginación.
Sin embargo, esta nueva incursión en la vida del súper agente, más que una secuela, es un intento de reconstruir y revitalizar a Bond. El filme relata los inicios del agente adaptándolos a los tiempos actuales, además de dibujarlo como un individuo mas humano, que se despeina, suda, le duelen los golpes de sus enemigos, y puede sufrir decepciones sentimentales. Se conservan algunos de los elementos básicos que siempre han acompañado al espía británico (Hermosas mujeres, autos deportivos de última generación, lujosos escenarios, villanos despiadados, y complicadas coreografías de acción) pero el tratamiento de todo lo que transpira en pantalla es más visceral y crudo que sofisticado, lo que le otorga mayor intensidad a la historia.
El mayor acierto de la película, dirigida por Martín Campbell, es la escogencia de Daniel Craig como el nuevo responsable de dar vida a 007. El actor británico hace suyo el personaje desde las primeras instancias del metraje combinando dosis equilibradas de vulnerabilidad, presencia física, e instinto asesino. Sus características histriónicas permiten que Bond luzca menos inmaculado, y mucho más peligroso e irreverente. La escena en que nuestro héroe es torturado demuestra que Craig posee mayor intensidad que Pierce Brosnan y Roger Moore trabajando en equipo. Definitivamente una labor a la altura de los mejores momentos de Sean Connery.
Eva Green, en el rol de Vesper Lynd, se mueve con solvencia derrochando belleza y sensualidad, además de crear una buena química con Craig, sobre todo en la etapa del cortejo inicial. El danés Mads Mikkelsen es eficiente en el papel de villano, pero no logra convertirse en un enemigo memorable.
No todo en “Casino Royale” transcurre sin tropiezos. En mi opinión el filme se queda sin gasolina media hora antes de terminar, lo que rompe con la dinámica establecida desde los inicios del metraje y genera un final bastante descolorido. La relación romántica entre Bond y Lynd, cuando se manifiesta abiertamente, se torna aburrida y muy acaramelada. También cabe destacar que el talentoso actor norteamericano Jeffrey Wright (Syriana), en el papel de un agente de la CIA, es criminalmente desperdiciado.
Pero con debilidades incluidas, “Casino Royale” logra, a través de un inspirado nuevo protagonista y un toque más terrenal, mejorar la franquicia convirtiéndose en un producto en líneas generales entretenido que redimensiona y fortalece la imagen del famoso espía.
Ramiro Cardozo B.-
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