Princesas

Hay ciertas obras que se quedan en la piel, las emociones, y los pensamientos del espectador por mucho tiempo después de haber concluido la proyección. “Princesas” es un ejemplo significativo de este tipo de películas.

El filme, impecablemente escrito y dirigido por el talentoso Fernando León de Aranoa (Barrio, Los Lunes al Sol), nos introduce en las vidas de dos prostitutas que ejercen su profesión en las, no siempre amables, calles de Madrid. Caye (Candela Peña) es española, y Zulema (Micaela Nevárez) dominicana e ilegal. La interacción de nuestras protagonistas comienza como una rivalidad profesional que se va transformando, de forma creíble y fluida, en una amistad que nos permite conocer sus corazas externas y su vulnerable mundo interior.

Si bien es cierto que el filme se preocupa por mostrar los aspectos del día a día de aquellas mujeres que venden su cuerpo como medio de sustento, no creo que se pueda decir que el objetivo principal de la pieza es ser un estudio sociológico del mundo de la prostitucion. Creo que la intención de Aranoa es profundizar en la humanidad de sus protagonistas, analizar sus soledades, sus represiones de emotividad, y aquellas ilusiones de vida que no pueden llegar a materializar de forma plena. El filme escudriña en las almas de estas mujeres de forma inteligente y sensible permitiendo que el espectador se vincule con su historia sin ningún tipo de reservas.

A pesar de ser un relato duro, y en líneas generales bastante triste, el argumento da cabida a situaciones divertidas que se desarrollan principalmente en una peluquería donde se reúnen varias colegas de la calle para retocar sus fachadas, y compartir sus puntos de vista acerca del cambiante mercado laboral en el cual se desempeñan. El humor de estas escenas es astutamente utilizado para revelar códigos de conducta inherentes a un estilo de vida que siempre ha sido considerado marginal, y que sin embargo ha formado parte de nuestras sociedades desde que el mundo es mundo.

El trabajo interpretativo de Candela Peña, en el rol de Caye, es sencillamente brillante. La actriz logra combinar dureza exterior, y astucia callejera, con una ingenuidad casi infantil que busca llenar vacíos emocionales y que logra conseguir refugio a través de una relación de amistad. La actriz realiza una labor tan inspirada que puede llegar a conmover a una pared. Un trabajo absolutamente memorable. La debutante Micaela Nevárez logra una sólida intervención en el papel de Zulema. Sin poseer los recursos interpretativos de Peña, la actriz logra mantenerse a la altura de su compañera utilizando un lenguaje corporal que transmite con eficiencia los estados de ánimo de su personaje. Sus miradas, lágrimas, y forma de caminar, son mucho más contundentes que sus palabras. El resto del elenco realiza una buena y uniforme labor.

“Princesas” es una obra íntima, muy humana, enriquecida con tonalidades psicológicas y sociales, que nos brinda una profundidad cinematográfica digna de admirar. Altamente recomendable.

Ramiro Cardozo B.-