Los Coristas (Les Choristes)
Un maestro o guía estimula el talento de un grupo de muchachos rebeldes de manera sensible y pedagógica enseñándoles valores fundamentales para su vida futura y abriendo una puerta que les permite apreciar el arte como instrumento de paz y belleza.
La premisa anterior ha sido desarrollada cinematográficamente hasta el cansancio, produciendo algunas obras de gran relevancia y otras poco recomendables que se sumergen en la más descarada cursilería. La reiteración de este tipo de temas en el celuloide despertó mi escepticismo en relación a “Los Coristas”, película francesa que narra la historia de Clément Mathieu, un solitario músico venido a menos que consigue un empleo como celador en un internado de niños, a finales de los años 40. Pensé que esta obra podría ser dulzona e intrascendente. Afortunadamente, estaba muy equivocado.
“Los Coristas” es un hermoso filme cuyo principal atributo es la sencillez. Impecablemente dirigida por Christophe Barratier, la película demuestra que a veces, en el mundo del cine, “menos es mas”. La obra se desarrolla sin recurrir a discursos moralistas, ni a diálogos elevados que buscan ilustrarnos acerca del significado de la vida. En ningún momento vemos a Mathieu (Gerard Jugnot) tratando de iluminar a sus pupilos con conversaciones profundas o filosóficas. Nuestro protagonista se aproxima a los jóvenes con inteligencia y sensibilidad, tratando de imponer disciplina a través de la comprensión y el amor por la música. El filme nos muestra a un hombre llano que, con integridad y verbo sencillo, decide dar un trato digno y preocupado a un grupo de niños acostumbrados a un régimen más carcelario que educativo.
La interacción de los jóvenes con este individuo, que se convierte en un maestro de coral de una forma algo improvisada, es manejada con una frescura digna de admirar. Ninguna situación se siente forzada y todo transpira con un ritmo fluido y sumamente agradable. El guión esta estructurado de una forma tan terrenal y gentil que es casi imposible no involucrarse emocionalmente con los personajes.
Gerard Jugnot, en el papel de Mathieu, realiza un esplendido trabajo. El intérprete se mueve con absoluta naturalidad brindando un personaje que convence y conmueve sin empalagar. El resto del elenco realiza un trabajo sólido que acompañado por una sobria fotografía, correcta ambientación, y unos hermosos arreglos corales, logra que los espectadores disfruten de una historia franca, entretenida, y muy refrescante.
Ramiro Cardozo B.-
<< Home