Friday, March 04, 2005

Entre Copas (Sideways)

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Compadezco a aquellas personas que entraron a la sala de cine esperando que “Entre Copas” fuera una comedia amable o una historia romántica y dulce que les permitiera alejarse un poco de las realidades cotidianas. Esta película, dirigida por el corrosivo Alexander Payne (About Schmidt), esta muy lejos de ser amable y el aspecto romántico de la historia está tratado de una forma para nada apegada a las formulas melosas a las que nos tiene acostumbrados el cine hecho en Hollywood.

La película habla sobre el fracaso personal y profesional, el miedo al compromiso, crisis existenciales, y segundas oportunidades de una forma aguda, reflexiva, y sincera utilizando un humor acido que puede resultar incomodo para aquellos espectadores con gustos rosa, y aun mas para aquellos que se puedan sentir identificados con los conflictos internos de algunos de los personajes (Un espejo muy poco halagador).

El filme cuenta con tres destacadísimas actuaciones. Paul Giamatti en el papel de Miles, un intelectual devaluado y apasionado al buen vino, transmite de forma estupenda la impotencia e irritabilidad emocional producto de una vida plagada de fracasos. Thomas Haden Chuch se luce en el papel de Jack, un mediocre actor, y mejor amigo de Miles, que tiene como única meta inmediata pasar unos días de sexo casual antes de contraer matrimonio. Virginia Madsen hipnotiza a cualquier espectador con sangre en las venas con su estupenda interpretación de Maya, una mesera conocedora de vinos que, después de un fracaso matrimonial, desea superarse y hacer algo significativo con su vida. Complementando a este estupendo trío está Sandra Oh que desarrolla el papel de Stephanie con eficiencia pero sin el nivel de inspiración de los actores antes mencionados.

“Entre Copas” nos muestra, de manera directa, sin contemplaciones, y con risas incluidas, lo patética que puede ser la conducta humana, pero sin descuidar los aspectos positivos de la misma, brindándonos una historia coherente, muy bien escrita y endemoniadamente real.


Ramiro Cardozo B.-