Ratatouille
Remy es una rata muy inusual ya que detesta alimentarse de basura y posee un enorme talento para crear suculentos manjares. Su gran pasión por la cocina lo conduce a un conocido restaurante fundado por el fallecido chef parisino Gusteau (ídolo de Remy). En el establecimiento nuestro roedor conoce a Linguini, un joven asistente con una intuición culinaria bastante limitada. Después de algunas peripecias esta extraña pareja comienza a trabajar en equipo elevando la calidad del restaurante y despertando la curiosidad del exigente, y temido, critico de cocina Antón Ego.
Esta divertida premisa es manejada con absoluta maestría por el director Brad Bird (Los Increíbles) y el equipo de artistas de Pixar quienes demuestran una vez más que se encuentran en la estratosfera creativa del mundo de la animación. Bird (quien también es el guionista de la pieza) logra combinar de manera perfecta el entretenimiento infantil con una sensibilidad adulta donde abunda la inteligencia, la originalidad, y el respeto por el espectador.
En el plano visual esta es la obra animada técnicamente más sólida que he visto hasta la fecha. Todo lo que aparece en pantalla es un autentico festín para los ojos. Pero la fuerza del filme radica en la combinación del virtuosismo digital con una historia contada con cuidados detalles donde todos los personajes se encuentran muy bien definidos. Las motivaciones de todos los involucrados en el relato se expresan con elocuencia y con una emotividad que en todo momento luce genuina. El filme habla sobre la amistad, la pasión interior, la importancia de ser fiel con uno mismo, el mágico poder de la creatividad, y muchos otros temas (solidaridad, familia, etc) de una forma sencilla pero llena de sabiduría.
La utilización de la figura de la rata (uno de los animales que produce mayor aversión en los seres humanos) como instrumento generador de sublimes obras gastronómicas es una peculiar manera de decir que la genialidad puede venir de lugares insospechados y que no se puede clasificar ni definir a través de preconcepciones o pensamientos inflexibles. La historia critica los prejuicios que no nos permiten ver la belleza en aquello que no entendemos, y lo hace de forma magistral.
“Ratatouille” es una verdadera joya desde cualquier punto de vista. Una hermosa película hecha con toneladas de corazón que se ven respaldas por una admirable confección cinematográfica.
Ramiro Cardozo B.-
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