Talentos Ocultos (Hidden Figures).
“Talentos Ocultos” cuenta la poco conocida historia de tres mujeres afroamericanas que jugaron un papel importante en los intentos de la NASA por enviar a un grupo de pilotos norteamericanos al espacio.
La película transpira en los turbulentos años de la
lucha por los Derechos Civiles de los ciudadanos afroamericanos en EEUU, e
ilustra las dificultades y desventajosas condiciones que el trio protagónico
tuvo que enfrentar para poder ser tomado en cuenta y contribuir de manera
contundente a los esfuerzos por lanzar misiones exitosas al espacio exterior.
La dirección, a cargo de Theodore Melfi (St. Vincent),
es correcta y maneja la trama de manera fluida y con sensibilidad. Aunque no
hay nada revolucionario o especial, desde el punto de vista narrativo, la
historia se encuentra bien contada e involucra al espectador de principio a fin.
La recreación de la época, y los elementos de producción, son de primer nivel.
Sin restarle méritos a lo anterior, los verdaderos highlights
de esta obra son su inspiradora historia real, y las interpretaciones de los
tres personajes centrales. Octavia Spencer (como Dorothy Vaughan, primera mujer
negra en supervisar el Centro de Recopilación de datos IBM en la NASA), Janelle Monáe (como Mary Jackson, primera Ingeniero de
color en trabajar en el Programa Espacial), y Taraji P. Henson (como Katherine
G. Johnson, genio matemático que calculó las trayectorias de salida y entrada
de los primeras misiones espaciales, incluyendo el vuelo a la luna del Apollo
11) realizan interpretaciones impecables. Cada una de estas actrices hace honor,
de manera dedicada y absolutamente creíble, a las mujeres que rompieron barreras raciales
gracias a su innegable talento y determinación.
Kevin Costner realiza una sobria y sólida labor en el
papel de jefe de los ingenieros y matemáticos responsables de los lanzamientos
espaciales. Kirsten Dunst brinda un buen trabajo en su papel de Supervisora con
poca disposición a cambiar su visión del orden social imperante. El único intérprete
débil de la pieza, en mi humilde opinión, es Jim Parsons. En todas las
interpretaciones que le he visto, fuera de la pantalla chica, Parsons parece
solo capaz de hacer pequeñas variaciones de Sheldon
(personaje de la popular Big Bang Theory,
que lo hizo famoso). Su participación es deslucida y el actor parece estar
fuera de ritmo en la mayoría de sus escenas. Afortunadamente, sus compañeros de
reparto se encargan de compensar esta falla.
“Talentos Ocultos” es una película correcta, que
cuenta una hermosa historia donde el talento y la perseverancia son
herramientas para ver más allá de los prejuicios. La relevancia de su contenido
y la labor de sus tres protagonistas, la hacen muy recomendable.
Ramiro Cardozo B.-
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