Antes que el Diablo sepa que has muerto (Before the Devil knows You´re Dead).
Las personas que van a las salas de cine, o tiendas de alquiler, buscando películas ligeras que muestren el lado bondadoso y divertido de sus prójimos, deben mantenerse alejadas de “Antes que el Diablo sepa que has muerto”, una durísima obra que muestra la miseria humana de manera categórica y sin contemplaciones.
A sus ochenta y tantos años el gran Sidney Lumet (12 Angry Men, Serpico, Network, Tarde de Perros) sigue demostrando que es un excelente narrador cinematográfico sin miedo a mostrar el lado oscuro de la naturaleza humana. El veterano cineasta nos cuenta la historia de Hank (Philip Seymour Hoffman) y Andy (Ethan Hawke), un par de hermanos con graves problemas financieros, y emocionales, que deciden robar la joyería de sus padres (Albert Finney y Rosemary Harris). Hank, artífice del plan, considera que el mencionado negocio familiar es un blanco fácil, y convence a Andy aduciendo que sus padres no sufrirían ningún perjuicio económico debido a la indemnización del seguro. De más está decir que nada sale de acuerdo a lo planeado.
Lumet maneja un nivel de tensión que mantiene constante, utilizando el recurso de los flashbacks de manera inteligente y efectiva. El camino que recorren sus personajes luce creíble dentro del contexto en el cual se desenvuelven, y la puesta en escena es austera pero precisa, lo que crea un sentido de incomoda realidad que permanece con el espectador de principio a fin. “Antes que el Diablo sepa que has muerto” tiene suficientes elementos para ser considerada una película de suspenso, pero en mi opinión es un estudio sombrío sobre la capacidad de destrucción que tenemos como individuos.
Philip Seymour Hoffman crea a un yuppie drogadicto, y en crisis financiera, que ha llegado a punto de su vida donde las consideraciones morales y éticas han desaparecido por completo. La razón por la cual Hank resulta tan desagradable es porque el talentoso intérprete lo hace creíble. Al construir a un personaje despreciable cualquier actor corre el riesgo de sobredimensionar sus defectos hasta el punto de deshumanizarlo, pero Hoffman se asegura que Andy luzca real en todo momento y esto es uno de los grandes aciertos del relato. Ethan Hawke se mantiene a la altura de su compañero de reparto. Andy es un perdedor menos complicado que Hank pero igual de patético, y Hawke plasma sus debilidades emocionales con total eficiencia.
Albert Finney realiza una buena labor en el rol de padre de los mencionados hermanos, aunque creo que su personaje no luce totalmente acabado. Lo mismo ocurre con la esposa de Hank interpretada por Marisa Tomei. Aunque la atractiva actriz realiza un buen trabajo (y las escenas en las que aparece como Dios la trajo al mundo se agradecen), su personaje está escrito con poca profundidad y esto hace que su participación resulte algo difusa. Sin embargo, las inconsistencias de estos dos personajes no dañan de manera significativa al relato.
“Antes que el Diablo sepa que has muerto” tiene algunos problemas menores en el guión, escrito por la debutante Kelly Masterson, pero es una historia inquietante con secuencias muy bien logradas que se beneficia con la contribución de Hoffman y Hawke en los roles protagónicos y la incuestionable habilidad de Lumet para confeccionar historias que se quedan grabadas en las mentes de los espectadores.
Ramiro Cardozo B.-
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