El Visitante (The Visitor)
"El Visitante” es una de esas grandes sorpresas provenientes del cine independiente norteamericano. Escrita y dirigida con gran sensibilidad por Thomas McCarthy, la película nos cuenta la historia de Walter Vale (Richard Jenkins), un profesor universitario que redescubre la pasión por la vida cuando comienza a interactuar con una pareja de ilegales.
Walter es un intelectual venido a menos que lleva una vida que parece estar en piloto automático. Imparte clases en una universidad en Connecticut, recibe lecciones de piano (como una especie de tributo a su esposa fallecida quien era pianista), y hace creer a sus colegas que se encuentra en los preparativos de lanzamiento de su último libro. Por orden de su Universidad, Walter accede, a regañadientes, a asistir a una conferencia en la ciudad de Nueva York donde posee un apartamento. Al llegar al inmueble encuentra a una pareja de inmigrantes viviendo allí. Después de la confusión y hostilidad iniciales, comienza a desarrollarse una relación de amistad que poco a poco va sacando a Walter de su letargo vivencial.
“El Visitante” funciona extraordinariamente bien por la resistencia de McCarthy a caer en sensiblerías y lugares comunes. No hay ninguna intención de crear cuentos de hadas ni plasmar en pantalla transformaciones que no sean reales. La historia se desarrolla a un ritmo pausado y los personajes se comportan de manera racional y totalmente creíble. La pareja de extranjeros, conformada por un músico sirio llamado Tarek (Haaz Sleiman) y la joven Senegalesa Zainab (Danai Gurira), está desarrollada con gran respeto evitando cualquier estereotipo. Aunque no estamos en presencia de un filme abiertamente político, es evidente que a McCarthy le interesa retratar lo inflexibles y duras que pueden ser las políticas de extradición de EEUU en algunos casos específicos. Sin embargo, el cineasta no asume ninguna posición radical sobre el tema y en ningún momento utiliza su obra como panfleto ideológico
La fuerza de la película se encuentra en la transformación interna de Walter. El despertar de las sensibilidades de nuestro protagonista, como respuesta a la interacción con personas de diferente bagaje cultural, es presentado con gran habilidad y de manera sublime. El trabajo de Richard Jenkins en el personaje central es sencillamente brillante. Este experimentado actor, a quien normalmente vemos en papeles de soporte en películas producidas en Hollywood (Las Brujas de Eastwick, North Country, Hermanastros, Burn After Reading, etc.) aprovecha esta rara oportunidad como protagonista para regalarnos una de las mejores actuaciones masculinas del 2008. Jenkins asume la piel de Walter de manera inspirada y logra exteriorizar los cambios en la vida interior de su personaje con una sutileza que solo los grandes actores son capaces de crear. No hay nada forzado en esta interpretación, todas las reacciones del personaje lucen totalmente genuinas y esto es fundamental para que el filme funcione. Es una lastima que esta sea una película de poca difusión en salas comerciales. El trabajo de Jenkins merece ser visto a gran escala.
Los desconocidos Haaz Sleiman y Danai Gurira brindan frescura y naturalidad a los personajes de Tarek y Zainab, y la química entre ellos y Jenkins es palpable. La actriz de origen israelí Hiam Abbass en el papel de Mouna, madre de Tarek, realiza una labor eficiente aunque no tan descollante como sus compañeros de reparto.
“El Visitante” es una hermosa película que celebra las diferencias culturales sin caer en zalamerías irreales. Es un drama profundo e íntimo realizado con una sencillez narrativa que nos invita a involucrarnos en el relato sin ningún tipo de reservas. Un filme que indudablemente vale la pena ver.
Ramiro Cardozo B.-
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